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Noches de desamparo, frío y solidaridad

Publicado por Dragon, 13 de Junio de 2016, 07:33:44 PM

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Dragon

Noches de desamparo, frío y solidaridad



11/06/16



  • Los sin techo.
    El paisaje urbano se fue poblando de familias y personas solas que viven en la calle. Clarín recorrió plazas porteñas con voluntarios de organizaciones que les brindan asistencia. Testimonios de una realidad social de la que es difícil salir.



    Todavía es de noche cuando se despiertan. Se asean en el baño de un local de comidas rápidas y preparan los cuadernos y las mochilas que les regaló la librería de enfrente. Antes de las siete pasa un hombre con un carro y les sirve café con una cucharada de leche en polvo. Lo acompañan con un pan sentados en la escalinata del ingreso de la Sociedad Rural. Son cinco chicos, hijos de dos familias, que ya están listos para ir a estudiar a la escuela pública, a jornada completa. Las mamás los acompañan en colectivo y un padre se queda cuidando la "ranchada" que construyó hace tres meses con tarimas, fierros, plásticos y cartones. "A veces la policía nos dice que vayamos a un parque público, pero en la avenida nos sentimos más seguros", dice Carlos Alberto, que cuida coches y también busca cartones en la zona. Son los nuevos vecinos de Palermo. Viven de la caridad, del guiso que le dan en la parroquia de Santa Fe y Uriarte, de la sopa y el jugo que algunas noches le acercan voluntarios de la Fundación Si.


    "La sopa es una excusa", dice Sebastián Caparrós, que colabora con esa Fundación y es parte de un "ejército de la noche" de 300 voluntarios desplegados en 27 zonas de la ciudad de Buenos Aires para asistir a los sin techo.






    "Lo importante es crear un vínculo, darles contención para que no se sientan abandonados. No les ofrecemos colchones ni tratamos de que se sientan 'cómodos' en la calle, sino que salgan. Pero la calle es su casa. Los va atrapando, entran en un pozo depresivo, se acostumbran a dormir con un ojo abierto y van tomando como natural una realidad que nosotros no podemos entender. No tienen un momento de relax para despejarse. Es gente que perdió vínculos sociales y afectivos, que se fue aislando, que incorporó su vida a la calle y les cuesta salir. Por eso, lograr que vengan a la Fundación para un tema médico o una adicción, lo tomamos como un logro. A veces depende de la manera en que le habla un voluntario, y quizá lo logra después de dos años. En mi zona, tres volvieron a reinsentarse en la sociedad y lo consideramos un numerazo", dice Sebastián.

    En las caminatas nocturnas van "atendiendo" a personas solas o en grupos. Les dan sopa, té, conversan. A veces celebran un cumpleaños con una torta. A veces los encuentran y a veces no, porque los echaron, se pelearon con alguien, o se mudaron a otra plaza. Durante semanas desaparecen porque dicen que fueron a buscar un trabajo y vuelven a aparecer. "Es gente que no tiene nada. Algunos, como prueba de abandono, no se bañan desde hace varios meses. Tratamos de ayudar para que puedan dar el primer paso. Que alguien esté atento a ellos, les sirve", dice Sebastián que recorre la noche desde hace tres años.

    Según el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad cerca de 800 personas están en la calle y disponen de 35 refugios nocturnos con 1800 camas. También ofrecen un "subsidio habitacional" de emergencia pero la exigencia de 2 años de residencia porteña restringe bastante el acceso.

    La calle Hipólito Yrigoyen, frente a la Plaza Congreso, es zona de encuentro. Los martes, desde hace muchos años, una iglesia evangelista entrega jugo y café a los que viven en la calle. Emilio es uno de ellos. No tiene más de 26 años. Recuerda la primera noche de una larga caída. "Tuve problemas con mi viejo, un ex combatiente de Malvinas, nos llevábamos mal. Una noche me tiró una silla en la ventana y el vidrio cayó en mi cama, dormí con los vidrios encima, me levanté a la madrugada, llovía, agarré un piloto, la bicicleta, puse todas mis cosas en una bolsa, saqué unos 30 pesos de la guantera de su auto, que entonces era plata, y me fui". Vivió en Villa Fiorito, en lo de una abuela; en San Vicente, en lo de un primo; después, nada. "Andaba por todos lados, caminaba, dormía con lo que encontraba en la calle. Trabajé en seguridad, de pintor, en un lavadero de autos de Banfield donde el patrón me dejaba dormir. Dormí por la Casa Rosada, al lado del Cabildo. Ahora duermo en los cajeros de los bancos de la calle Florida. Me lavo en los baños de algún cine, o en McDonald's o en un comedor de Rincón y Chile. Mañana voy a ir a trabajar a otro lavadero. Algunos quieren seguir en la calle y que la comida les llueva. A mí me gusta salir a buscar trabajo y si no tengo, espero la hora que abren los comedores. No busco subsidios, siempre te piden algo que no tenés, o datos sobre tu familia. Si estás en la calle es porque no tenés familia", dice, mientras una mujer comienza a narrar la parábola del buen samaritano frente a una ronda de indigentes. "¿Vos creés en Dios?, pregunta Emilio."Yo sí. Cuando estuve en la cárcel leí la historia de Jonás de La Biblia. Yo tomé el barco equivocado y ahora estoy en el correcto".


    Los miércoles por la noche, en el mismo lugar, otra iglesia evangelista que da comida. "Estamos desde hace 9 años. Siempre tenemos alrededor de 150 personas. Este mes se sumaron 20 ó 30 que llegaron a buscar ayuda. Tratamos de orientarlos para hacer un trámite. Algunos no tienen información porque son nuevos en la calle o vienen de provincias. La mayoría, el 60%, tiene alguna ayuda social o habitacional. El resto no. Les ofrecemos que vengan a la iglesia, porque tenemos médico, y muchos tienen problemas de drogadicción. Les hacemos seguimiento, los incentivamos para que puedan hacer algo. En dos años logramos sacar a 50 personas de la calle: los ayudamos a conseguir trabajo para que puedan darse una oportunidad", dice el pastor Julio Pona.


    A 50 metros de ellos, desde hace un mes, se instaló "Cadena de Favores", quienes llegan desde Quilmes con una olla grande con guiso que sacan del baúl del auto. Alrededor de cien personas se juntan para comer, conversar y atemperar el frío. "Empezamos llevando juguetes a los hospitales y entregando comida a gente que vive en la ribera de Quilmes. Lo hacíamos con la plata que obteníamos de rifas. También ayudamos a construir casas. Cuando terminábamos una, esa misma familia nos ayudaba para construir la segunda, y así sucesivamente -dice Tatiana López, de "Cadena de Favores". Es un grupo de diez personas que se fueron conociendo en el conurbano bonaerense en tareas de solidaridad. "Nuestra misión es concientizar a la gente común. Se puede ayudar sin depender de una ONG o del Estado. Nosotros queremos cambiar el mundo y la mejor forma que encontramos es que una persona le dé una mano a la otra", dice. "Cadena de favores", que ya viajó al Chaco, ahora prepara su expedición humanitaria a La Paz, Entre Rios, el 2 de julio.



    Los vecinos de la parroquia San Nicolás de Bari, de Barrio Norte, también salen martes y miércoles con 30 ó 40 voluntarios. "Los grupos más vulnerables nos esperan en esquinas predeterminadas y les damos una vianda. Con algunos se puede interactuar un poco. Es gente sola, que de día se acerca a la parroquia en busca de ropa, cartonean y duermen en la calle", dice el sacerdote Juan José.


    Uno de los que espera la vianda en Arenales y 9 de Julio es Alfredo. Habla de su vida anterior. Dice que hace 10 años se separó, que vivía en la costa, que tenía un Polo 2005, que era remisero. Para él, la noche es muy larga. "Duermo en el tren San Martín. Lo tomo en Retiro 23.10 a Pilar, voy y vengo dos veces. Es un tren frío, pero el único que anda de noche. Después tomo el tren a Tigre, que arranca a las 5. A veces duermo en la entrada del Hospital Zubizarreta, en Villa Devoto. Hoy desayuné en San Fernando y a la tarde pedí ropa en una iglesia en Villa Urquiza. La peor época para estar en la calle es enero y febrero. Te parte al medio. El 95% de los comedores cierran. El problema de la calle es que te acostumbrás, pasan los meses, los años, la vida y no te das cuenta que no salís. Yo soy una persona normal. En la calle te la podés arreglar, pero tenés que tener una mentalidad fuerte para no volverte loco. No hice amistades, sólo conocidos por fuerza mayor. Después de diez años, esto cansa. Querés estar tranquilo en una casa, tener un trabajo".


    Cómo ayudar
    Colecta de Caritas, hoy en todas las parroquias del país.
    Iglesias evangélicas: Laprida 1715 y Chile 1763, CABA.
    Fundación Si. Ángel Carranza 1962. CABA.
    Parroquia San Nicolás de Bari, Av. Santa Fe 1352, CABA.
    "Cadena de Favores". Tatiana López 1569072226. Miércoles 9 de la noche en Plaza Congreso.
    Red Solidaria: Abrigos y "heladera social", 8 de la noche en Plaza de Mayo.