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30 de Noviembre, día Nacional del Mate

Publicado por Bombero08, 30 de Noviembre de 2015, 09:48:51 AM

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Bombero08

30 de Noviembre, día Nacional del Mate



La conmemoración se realiza el 30 de noviembre por el nacimiento del comandante "Andresito". La infusión proviene de los pueblos guaraníes

Mediante una ley aprobada el año pasado por el Congreso, hoy se celebrará por primera vez en Argentina el Día Nacional del Mate. La infusión es muy consumida en la provincia de Misiones y en la región, y sus orígenes se remontan a la cultura guaraní.

Por primera vez en la historia hoy se conmemorará a la infusión más consumida el país. Se trata del Día Nacional del Mate, que fue instaurado el año pasado por el Congreso de la Nación mediante la Ley Nº 27.117, y que fue promulgada en febrero de este año.

La iniciativa adoptó el 30 de noviembre como fecha conmemorativa por ser el día del nacimiento del comandante Andrés Guacurarí y Artigas, más conocido como "Andresito". El personaje fue uno de los primeros caudillos federales de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y el único de origen indígena en la historia argentina.
Orígenes

El consumo del mate está arraigado a una tradición de los pueblos guaraníes de la región, quienes adoptaron la costumbre como bebida, ya que eran objeto de culto y ritual. También utilizaron a la planta como moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos como los incas y los charrúas.

"Caá" en lengua guaraní significa "yerba", pero también significa planta y selva. Para el guaraní, el árbol de la yerba era el árbol por excelencia. Esta tradición llamó la atención de los conquistadores europeos, quienes adoptaron la costumbre de tomar mate y la mantuvieron durante su período de dominio de las tierras americanas, hasta la actualidad.
Números

Según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym), en Argentina "se consumen alrededor de 256 millones de kilos de yerba mate, lo que implica un consumo anual per cápita de unos 6,4 kilos". Además señalan que "la yerba mate está presente en más del 90% de los hogares".

En ese sentido, para el Inym "su consumo, bajo la forma de mate tradicional, aporta al organismo gran cantidad de polifenoles, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio y xantinas".
Fuente: territoriodigital


Texto extraído de weblog de una mujer gorda, de Hernán Casciari

08 DE ENERO DE 2004




El Zacarías y yo tomamos mate. Siempre. A cualquier hora. Las veces que estuvimos a punto de separarnos, las veces que llegó un hijo nuevo a casa, cuando lo echaron del trabajo, cuando Argentina salió campeón del mundo, cuando se cayeron las torres gemelas. Cuando murió mamá... Entre el Zacarías y yo hubo días sin besos a la mañana, semanas sin dirigirnos la palabra, meses enteros sin juntar los pelos, años larguísimos sin un peso en el bolsillo. Pero no hubo nunca en nuestro matrimonio un solo día sin que él o yo nos sentáramos en silencio a tomar mate.

El mate no es una bebida, corazones de otro barrio. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse. El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás sola. Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?".

Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos. Los buenos y los hijos de puta.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. El Caio empezó a pedir a los cinco. La Sofi a los nueve. El Nacho a los tres. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza:
—¿Dulce o amargo?
El otro responde:
—Como tomes vos.

Yo les escribo siempre a ustedes con el mate al lado del teclado. Los teclados de Argentina y Uruguay tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie. Ni a la vieja Monforte.

Escribo esto por algo. Hoy llegamos todos de la calle y el Caio estaba tomando mate solo. Nunca antes había tomado mate solo. Siempre con el Chileno Calesita, o con la hermana, o con nosotros. Solo jamás.Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.El Caio no sabe qué carajo le pasa. No va a recordar este día. Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones. Yo no me acuerdo de mi día. Zacarías tampoco. Nadie se acuerda. Pero hoy el Caio empezó a tomar mate solo.

Hoy, 8 de enero del 2004, a la madrugada. Su padre y yo, escondidos en el pasillo, empezamos a mirarlo con respeto.