Hay talleres con diferentes objetivos (corrección, creatividad, etc.), con diferente público y distinta metodología. Uno debería saber lo que necesita y empezar a buscar y probar.
Yo hice, en total, cuatro talleres literarios con diferentes objetivos y permanencia por mi parte.
El primero, en la zona de Boedo, lo daba un escritor y estaba orientado a incentivar la escritura a partir de diferentes elementos (textos, análisis, pintura, sonidos, etc.). Luego trabajabamos en la corrección de los textos, donde el coordinador tenía una gran participación.
Después, buscando específicamente mejorar en lo formal, hice un taller en la Universidad del Salvador donde trabajábamos la redacción, más que la creatividad.
También estuve en otro taller con un escritor, que era medio desorganizado, pero tenía una interesante visión y me ayudó en muchos aspectos.
Y el taller que hago hace ya varios años (con alguna que otra interrupción) es uno del profesorado Joaquin V. Gonzalez, donde la coordinadora (¡una genia!) utiliza diferentes acercamientos al análisis de textos y a la creatividad para escribir. Adicionalmente, aprendemos a criticar y lo hacemos activamente los diferentes integrantes. Es donde más aprendí y donde más disfruto participar.
Por supuesto que sirve, pero siempre depende de lo que uno necesite. También es importante con qué actitud uno se acerca al taller.
¡Hay que probar!