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A propósito de "los ñoquis"

Publicado por tatincito, 06 de Marzo de 2016, 11:43:07 PM

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0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

tatincito



Como todos sabemos, la "revolución de la alegría" lo primero que hizo fue comenzar a despedir gente del Estado, bajo la demonización de que son "ñoquis".
Y repito, bajo el rótulo de que son demonios, que son los culpables de todo lo malo que un país puede estar padeciendo. Como en tantos otros temas, la prensa furiosamente anti k, hoy furiosa ultra macrista, han tenido un gran éxito en imponer  en la mayor parte de la sociedad tal cosa como "verdad revelada"
Es muy poco lo que hemos podido hacer desde la militancia por evitar esa profunda maldad del poder real, ya que la falta de calidad comunicacional en el kirchnerismo viene dada desde el mismo Gobierno de la chica que nos gusta (MAK dixit).
No supo el kirchnerismo comunicar adecuadamente sus logros y realizaciones. Ante la cadena nacional ultra anti k de 24 horas, los 365 días del año, la única posibilidad que se tenía de revertir, al menos en parte, la demonización de todo lo hecho por el Gobierno era aplicar contundentes, y me atrevo en el colmo de mi ignorancia a decir, geniales políticas comunicacionales.
Ya está entronizado en la sociedad que todo aquel que trabaja en el Estado "es un ñoqui", es alguien que entro como pago por favores realizados a algún puntero o dirigente kirchnerista. Poco o nada podemos hacer desde la militancia, mas allá de insistir en buscar los hechos que demuestren que esa gente estaba en el Estado haciendo una tarea, como por ejemplo, cuando ibas a sacar el DNI el trámite era de apenas 15 minutos.
Y eso no se logró con "ñoquis" si no con gente que cumplía una tarea a conciencia. Y sostengo que en  todas las reparticiones estatales pasaba lo mismo.
Pero propongo un juego, un supuesto. Aceptemos que son ñoquis. Y busquemos comparar el daño que puede realizar un ñoqui con el que puede realizar un Gobierno. Mas precisamente el Gobierno de Macri. Y no es caprichoso que elija a Macri: es su Gobierno el que ha demonizado a los trabajadores que desde el Estado han hecho posible que un trámite en una oficina oficial sea algo rápido y bien hecho.
Baste recordar el viejo chiste del esqueleto sentado en una sala de espera estatal. Pero, ojo, solo hablo del supuesto de la existencia de los "ñoquis".
¿De cuantos "ñoquis" tendríamos que ponernos a hablar? ¿De todos los empleados que hay en el Estado? Me parece que es una locura pensar eso. Está bien que han podido imponer su tesitura los biempensantes ultra macristas, pero no lo puedo considerar ni siquiera en un supuesto.
Clarín en una nota editorial le pidió a Macri el despido de 500.000 estatales. O sea, según el medio más "objetivo, veraz e independiente" del universo, esa sería la cantidad de "ñoquis" en el Estado Argentino.
Pongamos un promedio de $ 12.000 mensuales de sueldo. Con esa cifra llegamos a 4800 millones de dólares anuales "gastados" (invertidos en realidad) en salarios. Esta cifra prorrateada entre la población activa del todo el país da 160 dólares anuales por cabeza. Nada.
Y a esta cifra "gastada" por el kirchnerismo en sueldos de "ñoquis" la debemos poner en contexto. No es dinero que se vaya por la canaleta de la especulación financiera ni fuga de divisas, si no que es dinero que va al mercado interno, va al supermercado, a la tienda, a las vacaciones en el país. Mueve el círculo virtuoso.
Ahora veamos un poco lo que hacen "los buenos". Deuda externa. ¿Les suena? En apenas dos meses, Macri sacó un préstamo de 5.000 millones con un grupo de bancos. A la deuda intra Estado, estos es, deuda entre reparticiones estatales en pesos, la convirtió en deuda externa en dólares de otros 5.000 millones. Ya van 10.000 millones.
Ahora han pedido otro préstamo de 15.000 millones para pagarles a los buitres. 60 días de gobierno y 25.000 millones de dólares de deuda externa. Ya nos enchufaron 800 dólares per cápita de deuda externa. En dos meses. ¿Está claro en donde está el demonio? Encima son 800 dólares que se van para afuera, que no se gastan en el mercado interno.
Y no es todo. Resulta que el kirchnerismo tuvo que pagar en sus 12 años de Gobierno 180.000 millones de dólares en deuda externa. Deuda externa no contraída por el kirchnerismo, si no por los que ahora están en el Gobierno o promocionaron o apoyaron el endeudamiento de los 90 o en la dictadura genocida y chorra de Videla y el empresariado.
Estamos hablando de 5800 dólares per cápita. Que se llevaron desde el imperio. O los países centrales. O el primer mundo. O el mundo. Elija el biempensante la definición que más le guste. Se aceptan sugerencias.
Y no dicen nada. No los veo ponerse furiosos por esas más de cinco lucas verdes. Pero sí los enfurecen los 160 dólares que nos "cuestan los ñoquis". Como también los enfurece los 10 dólares por cabeza del déficit de Aerolíneas Argentinas.
Tampoco se enojaron cuando Macri les transfirió 120.000 millones de pesos a través de la quita y rebaja de impuestos y retenciones "al campo". Patronales agropecuarias en realidad.
Creo que está claro que aunque fuera cierto que "son todos ñoquis", eso no afecta de ninguna manera a las cuentas estatales, ya que es dinero que el Estado pone en circulación en el mercado interno, mercado interno que fortalece el consumo y aumenta el PBI, lo que le permite a ese estado aumentar la recaudación impositiva. Sencillito sentido común.
Sentido común muy inteligentemente tapado por la "objetiva, veraz e independiente" cadena nacional ultra macrista de Clarín y asociados.
Y no es todo. La evasión en argentina llega al 20% del PBI (por lo bajo) lo que nos lleva a hablar de 100.000 millones de dólares ANUALES. O sea que el empresariado, los grandes comerciantes y profesionales se roban 100.000 millones de dólares por año entre evasión y fuga pero se ponen furiosos porque el Estado gasta en mantener la economía en marcha 4800 millones. ¡Apenas el 5% de lo que se roban! Considero que es muy fácil advertir que "los ñoquis" no son el problema, el problema es el odio de clase y el racismo de Macri y de quienes lo apoyan.
Echan gente porque eso es parte de su ideología, ideología que lleva a un 25% de desocupación y un 50% de pobreza. El mundo y la vida digno solo son para "los mejores", y los mejores son ellos, los que echan gente y odian a los pobres.
Y encima se dicen cristianos. Por favor. Cristo dijo "Dad de comer al hambriento y de beber al sediento"
¿Qué es más cristiano entonces, echar o tomar gente en el Estado? Darle un puesto a un ser humano que es un pobre, en el Estado, no es "meter ñoquis" si no que, además de ser una necesidad operativa para así poder dar un servicio eficiente, es cumplir con una máxima rebosante de amor de Jesús, y que hace que los comercios tengan más clientes a quien venderles. Aunque esos comerciantes sean los primeros en apoyar a quienes los quieren dejar sin esos compradores.
4800 millones de dólares por año puestos a circular en el país es mucho dinero que genera mucho trabajo. No es "gasto", es inversión. Es amor por los pobres. Tal como lo pide Jesús, de quien su representante en la Tierra le acaba de dejar en claro a Macri lo que piensa de su "modernización del Estado".
Echar gente del Estado no es "echar ñoquis" ni "modernizarlo" es una gigantesca transferencia de riqueza hacia las capas altas de la sociedad que sale de un gigantesco odio de clase y racismo. Algo absolutamente anticristiano. El pobre debe ser protegido, es un mandato claro de Jesús, y darle trabajo que genere movimiento económico en el  país es una muy buena manera de hacerlo. Y de paso, "los mejores" hacen su agosto, como corresponde, ¿no?
El pobre debe ser el eje en cualquier sentido que se le quiera dar a la vida o al Estado. El Cristo fue muy claro en esto, cuando a un joven rico le dijo: "Vende todas las cosas que tienes y distribuye entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sé mi seguidor" (Lucas 18:22, 23).
La riqueza debe ser distribuida entre los pobres. Un empleo en el Estado es una muy buena forma de hacerlo.
Más allá de lo que crea cada uno, lo ético, lo moral, lo bueno, es hacer de los pobres el centro de toda la política. Pero ahora están en el Gobierno quienes consideran a esos pobres como demonios. "Ñoquis" es el nuevo sinónimo de demonio en referencia a los pobres.
Pero no hay ñoquis, muchachos, lo sí que hay, es ajuste.
Somos el primer país del mundo que elige como Presidente a un ciudadano procesado con una esposa procesada por trabajo esclavo.

Y que ademas es amigo de un conocido proxeneta internacional, aportante a su campaña electoral del 2011, con el cual fue fotografiado en su prostíbulo mexicano.

Juampi

Avisale a todos los k que salieron del poder con mansiones y millones de dolares que hagan lo que Jebus dijo y repartan.
Que empiece Milagrito por vender la casa y los autitos.

Hober Mallow

     Por Alejandro Borensztein
Comienza la octava temporada de esta columna dominical a los 6 días del mes de marzo del año 2016.
Más precisamente en el momento en que, años atrás, se suponía que Ex Ella ya habría iniciado su tercer mandato habilitada por la nueva Constitución de la flamante República Argentina Bolivariana Kirchnerista. Su lucha contra Occidente estaría a pasitos de ganarse, Moreno y Kicillof ya habrían sacado de la pobreza a los últimos rezagados que se resistían a la inclusión, Zannini estaría presidiendo la Corte Suprema, Sabbatella estaría conduciendo Telenoche y Timerman estaría veraneando en las costas iraníes del Mar Caspio. Evidentemente, algo falló.
La realidad es muy distinta. Ex Ella espera con el bolsito la llegada del patrullero, la Constitución sobrevivió, Moreno está abriendo una panchería, Kicillof anda por las plazas haciendo kirchnerismo a la gorra, Zannini acompaña el ajuste que hacen los Kirchner en Santa Cruz por culpa de la pesada herencia que dejaron los Kirchner en Santa Cruz, y a Sabbatella lo limpiaron de la AFSCA con un escobillón y una palita. El único que logró su objetivo es Timerman que ya alquiló carpa y reposeras para él y D'Elía en Ahmadineyad Beach.
Desde que volvió la dictadura hay una nueva mayoría que acompaña adormecida y manipulada por sectores hegemónicos como, por ejemplo, el Majulismo.
Sólo resiste un pequeño grupo de demócratas liderados por el Compañero Máximo, y alentados por el tipo ese de barba candado que anunció por C5N el triunfo de Aníbal Fernández la noche del patapúfete.
¿Tiene alguna chance este intento de resistencia nacional contra el nuevo entreguismo? Muchísimas. Pero no por ahora.
Al momento, la Resistencia enfrenta varios problemas. El primero es que, dado que ya no cuenta ni con caja, ni con cargos, ni con oficinas, ni con choferes, ni con celulares, ni con nada, no tienen más remedio que autoconvocarse por radiollamada y juntarse en plazas, veredas o banquinas. Por lo tanto, sus jornadas de concientización y resistencia, se realizan siempre y cuando no llueva mucho.
Este nuevo kirchnerismo se ha transformado en el primer movimiento emancipador popular y latinoamericano que antes de hacer la revolución tiene que consultar al servicio meteorológico.
El segundo problema es más complicado aún: deben enfrentar al Presidente Macri que está devaluando, ajustando tarifas, bajando la emisión, cerrando el problema con los Buitres y reconciliando a la Argentina con los gobiernos occidentales.
O sea, lo mismo que hubiera intentado hacer el candidato Scioli que perdió, y que ellos mismos votaron hace 5 minutos. De hecho, las primeras medidas económicas fueron mayormente apoyadas por Bein, Blejer, Marangoni y otros asesores del Compañero Lancha.
Quiere decir que, en el fondo, los valientes militantes de la Resistencia se han salvado de tener que combatirse a sí mismos y resistir a su propia dictadura.
Un tercer problema, no menor, es tener que explicar que las medidas oligárquicas que está tomando este gobierno de derecha no tienen nada que ver con las medidas revolucionarias que venía tomando el progresismo K.
Por ejemplo, la devaluación del 35% (6 a 8) que hizo Kicillof después de asumir es muy distinta a la devaluación del 35% (9,8 a 13) que hizo Prat-Gay después de asumir. O que la inflación del 30% que provocó la devaluación de 2014 fue por el bien del pueblo mientras que la del 30% de ahora es para perjudicarlo.
O que arreglar con el Club de París fue para la liberación y arreglar con los Buitres es para la dependencia. Mejor no recordar que la deuda original con el Club de París defaulteada en 2001 era de 1.879 palos verdes. En setiembre de 2008, Ex Ella firmó un decreto para cancelarla por 6.450 palos verdes. Pero a último minuto se arrepintió y recién en 2014 lo mandaron a Kicillof a arreglar. El tipo se puso duro y, de puro macho nomás, les tiró 9.700 millones de dólares en la cara. Un león negociando.
Es obvio que el nuevo protocolo antipiquetes para moler a palos a los que cortan las calles no tiene nada que ver con la ley antiterrorista votada por todo el kirchnerismo sin chistar para moler a palos a los que cortan las calles. Pero ¿cómo explicarlo?
Es tan difícil como protestar por los despidos de los comisarios políticos que el kirchnerismo metió en el Estado justamente para perseguir y despedir a los que no eran kirchneristas.
Ni hablar de este nuevo Stiuso que no tiene nada que ver con aquel Stiuso que durante diez años, al caer la noche, llevaba a Olivos las escuchas fresquitas del día.
Difícil quejarse por la quita de retenciones a la minería cuando se vetó la ley de glaciares para favorecerla, se permitió la minería a cielo abierto y hasta Ex Ella se sacó fotos sonriendo con los capos de la Barrick Gold, cuyos gerentes están tan contaminados que ahora vienen con tres ojos y seis dedos.
Estas cosas y muchas más, han provocado confusión en las filas de la Resistencia como pudo verse durante el discurso del Compañero Mauri en el Congreso. Por ejemplo, la diputada Mazure y el diputado Larroque mostraron un cartelito que decía: "No a los despidos en CN23". O sea, diputados kirchneristas protestando por despidos en un medio kirchnerista, comprado por un empresario kirchnerista a otro empresario kirchnerista que recibió cientos de millones del gobierno kirchnerista para hacer propaganda a favor del kirchnerismo. Literalmente así.
Larroque y Mazure deberían pegarse el cartelito en el espejo del baño para mirarlo cada mañana, en lugar de tomarles el pelo a los trabajadores despedidos.
Para colmo, en la misma semana Ex Ella fue acusada por Menem de matar a su marido y por Stiuso de matar al fiscal Nisman. En realidad, esto último no sorprendió a nadie. Todos sabemos que en el caso Nisman el gobierno es el mayordomo.
Ahora la Resistencia debe apretar los dientes, bancársela, esperar que a la dictadura le salga todo mal y rezar para que el famoso dicho de Zaninni no se cumpla: "Si Macri hace en el país el 50% de lo que hizo en Boca no volvemos más".
Es momento de ser paciente. Todavía no pasaron los cien días. Y si miramos bien al nuevo gobierno, algún inútil ya va apareciendo.
Piensen que cuando arrancó el kirchnerismo, allá por 2003, aquel gobierno sólo tenía cuatro o cinco inútiles a la vista. Y terminaron en 2015 con una verdadera epidemia.
Por eso muchachos de la Resistencia, por ahora violín en bolsa y muzzarella. Calavera no chilla.
Es un placer estar de vuelta. Comenzó la temporada.

-Renguero-

"promedio de 12000 mensuales de sueldo"


compadre, desde el vamos no tenés ni idea de lo que cobraban los K. El contrato mas pobre no bajaba de las 25 lucas jamás. Sinó miralo al recientemente rajado Alex Freire el sueldo q cobraba por "asesorar"


Te la hago fácil, todos los "despedidos" del Estado no son mas que contratos no renovados, o sea ¿quien te hizo creer q los contratos son eternos?


Y además donde habia una oficina para 5empleados el krchnerismo te metía 25ñoquis, no me preguntés como hacian, pero hay casos calamitosos a la vista de todo el mundo. Si no los querés ver es un problema serio para vos.


Otra cosa ¿de donde sacan q el estado debe ser empleador masivo? el estado debe administrar, no malgastar.


En fin ¿hasta cuando pensabas que iba a durar el circo K?

Hober Mallow

#4
http://blogs.perfil.com/relatodelpresente/2016-03-08-4259-el-eterno-karma-del-empleo-publico-argentino/

Ahora que estamos todos entretenidos en el debate de si tenemos que seguir cumpliendo con nuestro deber de argentinos mal informados y brindar soluciones al planeta para que arreglen problemas que no tenemos ni idea de cómo ocurrieron, o tan sólo quedarnos con la duda existencial de si es misógino o no desearle feliz día de la mujer a las mujeres, podemos volver a hablar de cosas realmente importantes, como el brutal ajuste del 1% del PBI, el reemplazo del nepotismo K por el acomodo necesario de los parientes de los nuevos funcionarios, la pasión de Axel Kicillof por el sexo masoquista en público, o que personas que aún pretenden dilapidar recursos públicos mangueando aviones para hacer la revolución, sean las defensoras de cosas que no entienden, como el empleo público.
El empleo público es uno de esos temas a los que le venía esquivando desde hace rato porque no hallaba la forma de dar una opinión al respecto sin terminar con un pedido de ejecución inmediata en el lugar del mundo en el que me encuentre. Sin embargo, luego de que terminara dando mi opinión ante una pregunta que me hicieron en un programa de radio, y que derivó en una bello y civilizado contrapunto con Gabriel Solano del Partido Obrero –que finalizó con un piquete en la esquina de Guido y Uruguay–, creo que no hay nada peor que la autocensura.
Pensé mucho en cómo abordar este tema sin herir susceptibilidades hasta que caí en la cuenta de que, desde que Lubertino reformuló el Inadi y la lengua castellana, y la comprensión de texto del argentino promedio lo lleva a suponer que una prueba Pisa es una cata de jamón y morrones, acá podemos encontrar un ofendido aunque hablemos del tejido crochet. Pero vamos a intentarlo de todos modos.
Antes que nada, soy un exempleado estatal que cumplió funciones en el Poder Judicial y en poderes ejecutivos no nacionales bajo administraciones de distintas banderas ideológicas y partidarias. En buena medida, algo entiendo de lo que hablo. La primera vez que me despidieron tenía 18 años. La segunda, 23 eneros. La tercera, 26 y un hijo recién nacido. Para la cuarta ya contaba con 28 años. A los 31 descubrí que podía meter quinta y sexta en una semana –tenía dos laburos, uno privado, otro estatal–,  más exactamente, en tres días. En ninguna de esas ocasiones tuve tiempo de hacer quilombo: en el mismo instante en que me rajaron, salí a buscar laburo. Algunas veces conseguí enseguida, otras pasé meses sin pegar una  y hubo un período nefasto de tres años con laburos esporádicos. De todos modos no me puedo quejar, ya que la única vez que conseguí la planta permanente, terminé renunciando, lo que debería haber derivado en un proyecto de ley para colocar una placa conmemorativa del increíble suceso.
Por una cuestión lógica –tengo 34 años– cinco de mis seis despidos se dieron en la década más mejor de la historia de la Via Láctea y galaxias cercanas. En algunas lloré, otras fueron un alivio similar a cuando te deja esa persona a quien te da cosa cortarle. Y tres de esos rajes fueron en el Estado.
Las reglas son claritas y todos lo sabemos desde el minuto cero: te vas a tu casa por la misma puerta que se va el funcionario que te firmó el nombramiento, y probablemente sea el mismo día. Y si te quedás, probablemente obedezca a una cuestión de suerte, falta de recursos humanos –en el Estado, la capacidad de los recursos humanos es inversamente proporcional a la cantidad de empleados– o a la lógica del esfuerzo: la famosa y siempre desconsiderada meritocracia.
Y ya que hablamos de lógica, sentido común y otros arcaísmos en desuso, también deberíamos recordar un detalle no menor, que son aquellos que están cobrando lo que no merecen –del español "hacer mérito para ser digno de algo"– y que son conscientes de eso. No, no me refiero a los ñoquis, si no a los que forman parte de planteles cuya relación entre cantidad y necesidad es insólita, y lo saben. Por ejemplo: en una mesa de entradas de una dirección de línea del gobierno nacional rajaron a 50 personas de un total de 120. Un numerazo se mire por donde se mire, salvo que algunos van a hacer hincapié en el medio centenar de despidos y otros pueden llegar a colapsar cardiovascularmente luego de caer en la cuenta de que una mesa de entradas tenía 120 empleados.
El karma no es exclusivo de los poderes del Estado más politizados. Uno pasea por el edificio de Tribunales y se encuentra con un ascensorista. Sí, una persona que cobra un sueldo de casi 30 mil pesos –ahá– por tener el expertise y el know-how para poner en funcionamiento esa compleja maquinaria de ingeniería y que impide que el común de los mortales sepa cómo apretar un botón con un número que, casualmente, se corresponde con el piso al que queremos dirigirnos. Dios los bendiga por su tarea.
Y en los tres poderes se da una conducta habitual entre los empleados, que para lo que les conviene son capaces de convertirse en guerrilleros por la igualdad de los trabajadores, pero cuando es necesario aplican el derecho de castas con tal de que entre a laburar el hijo, un sobrino, un nieto, la amante o el que les consigue las drogas a buen precio.
Guillermo O'Donnell sostenía que "el gran desafío de la ciudadanía es recordar exigentemente a los poderes del Estado que ellos son nuestros y que, por lo tanto, son para nosotros". El tema es que se nos mezclaron los tantos que el "para nosotros" lo tomamos como que podemos hacer con él lo que se nos cante. Como en Argentina tenemos el lóbulo frontal atrofiado de tanto onanismo biempensante, nos olvidamos que el Estado no es un ente corpóreo destinado a la beneficencia, si no que lo mantenemos entre todos desde que el contractualismo social sentó las bases para los países modernos. Por si es difícil de entender, vamos al ejemplo práctico: Si usted, estimado lector, un día se despierta y se encuentra que tiene cinco mayordomos, tres plomeros, tres gasistas, seis coordinadores y diez personas dedicadas a la limpieza para mantener funcionando su dos ambientes ¿lo aceptaría? Si en la reunión de consorcio de su edificio propusieran contratar doce encargados ¿votaría a favor? Y si por estar en desacuerdo sus vecinos del edificio de al lado –que no pagan los salarios de su harén de porteros– lo tildaran de descorazonado, asesino de bebés, fotógrafo de delfines on-shore en Santa Teresita, fundamentalista de la pizza con ananá, o cualquier aberración humana por el estilo ¿le caería en gracia?
Dando por sentado que conozco su respuesta, salgo del ejemplo y voy a lo concreto: su departamento, su vida sus gastos, se cubren con el 45% de sus ingresos anuales. Los gastos de sostenimiento del Estado, se lleva el 55% restante. Sí, más de la mitad del año laburamos para el Estado, pero por esas cuestiones del realismo mágico sudamericano, nunca hacemos la relación. O sea: es una locura que con mi 45% tenga que mantener a todas esas personas que no necesito, pero está perfecto que con mi 55% restante multiplicado por toda la masa de laburantes de la Argentina, se mantenga a todo empeado de más en el Estado.
Si bien nunca imagine que llegaría a ver a progres defendiendo la burocracia estatal que fomentó el crecimiento de los sindicatos verticalistas que tanto les jode a fuerza de cuota sindical a miles de trabajadores que no importan que no laburen, sino que aporten, hay otros elementos que me joden mucho más. No hay forma de que un tipo que está por debajo de la línea de pobreza laburando 70 horas a la semana pueda sentir que "el laburo dignifica". Del mismo modo, no tiene nada de digno decir que se tiene trabajo cuando se sabe que se está cobrando un sueldo para no hacer otra cosa que bajar termos de mates y jugar competencias de cuantos paquetes de bizcochos de grasa se pueden deglutir en una mañana. No hay forma decorosa de conseguir apoyo popular para frenar la "ola de despidos en el Estado" cuando en Argentina no existe la persona que no tenga un pariente, amigo o vecino que labure en una dependencia estatal. Y mucho menos cuando cualquiera que haya pisado un banco ve que cinco personas atienden de 200 a 500 clientes en una mañana y una mesa de entradas necesita de 120 personas para poner sellos.
No es una cuestión de concepción del Estado, es algo más peligroso: es la aceptación de que el Estado no está para administrar si no para dar cobijo a los que las políticas del Estado no puede solucionar. Y como todo lo que ocurrió en los últimos años, cuando se rompió la ventana, se la tapó con cartón corrugado. Si dibujar estadísticas del índice de precios al consumidor es sencillo, hacerlo con la masa laboral no lo es tanto. Pero como en todo gobierno hiperpersonalista los funcionarios creen que no están para administrar temporalmente los bienes de todos, sino que se encuentra ahí porque así lo quiso Dios, gastar plata no le importa. Total, no sale de sus bolsillos y tienen la maquinita de imprimir billetes. El Estado se convirtió a sí mismo en un seguro de desempleo saladito de mantener al absorber a una enorme masa de personas que, de pronto, se sintieron económicamente viables.
Conceptos como contrato de locación de servicios, planta de gabinete o planta transitoria, deberían ser analizados desde la lingüística más básica: locación es por tiempo determinado, planta de gabinete es el personal que llegó y se va con el gabinete, y planta transitoria no es el tránsito entre el contrato y la permanencia, ni el crucé de Moises por las aguas abiertas del Mar Rojo, ni una publicidad de yougur contra la constipación. Es tan sólo eso: transitoria.
Los sindicatos de los trabajadores del Estado deberían hacerse cargo, más allá de protestar, más cuando la planta transitoria ya paga cuota sindical y obra social. Nunca entendieron –o se hicieron los boludos– que la sobreabundancia de empleados deriva en la pauperización de otros derechos adquiridos hace añares. ¿Cuándo fue la última vez que un empleado público accedió a una vivienda construída o financiada por el Estado? Ni siquiera cuentan con créditos blandos de los bancos administrados por el propio Estado. No se calentaron por blanquearlos, o por pedir que se rehabilite la carrera administrativa, ni porque haya concursos para ingreso y para la ocupación de cada cargo administrativo. Mientras la masa de aportes creciera, el resto podía esperar. Y eso que no hay mayor empleador en negro que el propio Estado, donde las indemnizaciones las paga la Aseguradora Tu Vieja, y si se habilitaran, tampoco importa demasiado porque se garparían con la nuestra.
El mayor flagelo de todo este tema es que, durante años, creció como nunca la imaginación popular de los más pibes de que el ideal de vida es conseguir un trabajo en el Estado, porque "no te echan más". Y ahí están, personas de veintipico, sentadas a esperar la jubilación a los 65 años, sin otra ambición que terminar rápido el turno para volver a casa.
Los veo conformistas, mansos, sin deseos de algo distinto y dispuestos a bancarse una eternidad haciendo lo mismo. No duran dos años con la misma pareja, pero la sola idea de cambiar el laburo los pone ciegos. Perdieron la libertad y la iniciativa privada, esa que hace que explotemos la creatividad para hacer algo distinto de cara a la sociedad. ¿O por qué piensan que empecé este blog? Les tiro una pista: tenía 26 años.

Post unidos: 08 de Marzo de 2016, 01:21:55 pm

Nunca me imaginé que me iba a masturbar con un video de Castells. :xd_cry:

http://plusya.com.ar/video-duro-cruce-entre-castells-y-brancatelli/

Post unidos: 11 de Marzo de 2016, 12:51:30 PM

Echaron al ñoqui mayor !!!!

http://www.perfil.com/politica/Amado-Boudou-fue-despedido-de-Anses-en-febrero-20160311-0007.html