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San Martín sobre la Vuelta de Obligado

Publicado por Uni Azul, 20 de Noviembre de 2014, 04:02:48 AM

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0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

Uni Azul

El 20 de noviembre de 1845, siendo el general Juan Manuel  de Rosas responsable de las Relaciones Exteriores del territorio nacional, tuvo lugar el  enfrentamiento con fuerzas anglofrancesas conocido como la Vuelta de Obligado, cerca  de San Pedro. [/i][/size]
Desde hacía varios  años, los conflictos diplomáticos con Francia e Inglaterra y Buenos Aires  estaban a la orden del día. El primer gran conflicto contra Francia ocurrió en  1838, cuando una escuadra francesa llegó a bloquear el puerto de Buenos Aires y  todo el litoral del Río de la   Plata y, en octubre de ese año, ocupó la Isla Martín García. Todos  estos enfrentamientos –a los que se sumaba la guerra de Buenos Aires contra  Montevideo y Corrientes- estaban teñidos por la guerra civil entre unitarios y  rosistas. En octubre de 1840, las negociaciones llegaban a buen puerto con la  firma de una convención entre la nación europea y el gobierno de Rosas, pero se  mantenía la guerra con el Uruguay de Fructuoso Rivera.
Pero no tardará Rosas  en recibir un ultimátum para que pusiera fin a la guerra con Uruguay y  permitiera la libre navegación de los ríos. Ante la negativa, comenzó el  bloqueo anglo-francés. Era noviembre de 1845 y las fuerzas enemigas se  disponían a remontar el río Paraná. Rosas dispuso que se cortara el paso a las  naves extranjeras y, dando cumplimiento a la orden, el 20 de aquel mes, Lucio N.  Mansilla preparó el escenario.
La batalla tuvo lugar  en la Vuelta  de Obligado del Río Paraná. Al intentar avanzar varios buques de guerra y  mercantes europeos, las fuerzas argentinas, que habían tendido gruesas cadenas  a lo ancho del río, procedieron al ataque.
Aunque las bajas de las  tropas nacionales fueron diez veces mayores y los agresores lograron avanzar,  fue vano su intento de vender las mercaderías y recibieron nuevos embestidas  río arriba. El saldo final fue frustrante para los europeos. Los tratados de  paz recién se alcanzarían en 1849 y 1850.
Aquella jornada, que  desde entonces se recuerda como un acto de defensa de la integridad  territorial, fue declarada por Ley 20.770 de septiembre de 1974 Día de la Soberanía Nacional.
La  recordamos con dos cartas escritas por José de San Martín muy poco tiempo  después de iniciarse el  conflicto; en la primera, respondiendo a una consulta de Federico Dickson, cónsul general de la Confederación   Argentina en Londres, intenta desalentar la continuación de  hostilidades por parte de Gran Bretaña y Francia; en la segunda, escrita pocos  días más tarde, se dirige a Rosas calificando la intervención de "injustísima  agresión y abuso de la fuerza de la Inglaterra y Francia" y manifiesta su apoyo al  gobernador de Buenos Aires, lamentando ya no poder ofrecer sus servicios por su  deteriorado estado de salud.[/i]

Fuente: Julio Irazusta, Vida política de Juan Manuel de Rosas a  través de su correspondencia, Tomo V, La intriga internacional contra la Argentina 1843-1846, Buenos  Aires, Jorge Llopis, 1975, pág. 261-292 

Sr.  D. Federico Dickson, cónsul general de la Confederación Argentina  en Londres.

Nápoles,  28 de diciembre de 1845.
Señor  de todo mi aprecio:

Por  conducto del caballero Yackson se me ha hecho saber los deseos de usted  relativos a conocer mi opinión sobre la actual intervención de la Inglaterra y Francia en  la República   Argentina; no sólo me presto gustoso a satisfacerlo, sino que  lo haré con la franqueza de mi carácter y la más absoluta imparcialidad; sintiendo sólo el que el mal estado de mi salud no me permita hacerlo con la extensión  que requiere este interesante asunto.

No  creo oportuno entrar a investigar la justicia o injusticia de la citada  intervención, como tampoco los perjuicios que de ella resultarán a los súbditos  de ambas naciones con la paralización de las relaciones comerciales, igualmente  que de la alarma y desconfianza que naturalmente habrá producido en los Estados sudamericanos la injerencia de dos naciones europeas en sus contiendas interiores,  y sólo me ceñiré á demostrar si las dos naciones intervinientes conseguirán por  los medios coactivos que hasta la presente han empleado el objeto que se han  propuesto, es decir, la pacificación de las dos riberas del Río de la Plata. Según mi  íntima convicción, desde ahora diré á usted no lo conseguirán; por el contrario, la marcha seguida hasta el día no hará otra cosa que prolongar por  un tiempo indefinido los males que se tratan de evitar y sin que haya previsión  humana capaz de fijar un término a su pacificación: me explicaré.

Bien  sabida es la firmeza de carácter del jefe que preside la República Argentina;  nadie ignora el ascendiente muy marcado que posee sobre todo en la vasta  campaña de Buenos Aires y resto de las demás provincias; y aunque no dudo de  que en la capital tenga un número de enemigos personales, estoy convencido de  que bien sea por orgullo nacional, temor, o bien por la prevención heredada de  los españoles contra el extranjero, ello es que la totalidad se le unirán y  tomarán una parte activa en la actual contienda: por otra parte, es menester conocer (como la experiencia lo tiene ya demostrado) que el bloqueo que se ha  declarado no tiene en las nuevas repúblicas de América (sobre todo en la Argentina) la misma  influencia que lo sería en Europa: él sólo afectará un corto número de  propietarios, pero la masa del pueblo que no conoce las necesidades en estos  países, le será bien indiferente su continuación. Si las dos potencias en  cuestión quieren llevar más adelante las hostilidades, es decir, declarar la  guerra; yo no dudo un momento podrán apoderarse de Buenos Aires con más o menos  pérdida de hombres y gastos, pero estoy convencido de que no podrán sostenerse  por mucho tiempo en posesión de ella: los ganados, primer alimento, o por mejor  decir, el único del pueblo, pueden ser retirados en muy pocos días a distancias  de muchas leguas; lo mismo que las caballadas y demás medios de transporte; los  pozos de las estancias inutilizados, en fin, formando un verdadero desierto de  200 leguas de llanuras sin agua ni leña, imposible de atravesarse por una  fuerza europea, la que correrá tantos más peligros a proporción que ésta sea  más numerosa, si trata de internarse.

Sostener  una guerra en América con tropas europeas no sólo es muy costoso, sino más que  dudoso su buen éxito tratar de hacerla con los hijos del país; mucho dificulto  y aun creo imposible encuentren quien quiera enrolarse con el extranjero.
En  conclusión: con 8.000 hombres de caballería, del país y 25 o 30 piezas de  artillería, fuerzas que con mucha facilidad puede mantener el general Rosas,  son suficientes para tener en un cerrado bloqueo terrestre á Buenos Aires, sino  también impedir que un ejército europeo de 20.000 hombres salga a 30 leguas de  la capital, sin exponerse á una completa ruina por falta de todo recurso; tal  es mi opinión y la experiencia lo demostrará, a menos (como es de esperar) que el nuevo ministerio inglés no cambie la política seguida por el precedente.

José  de San Martín


Excmo. Sr. Capitán general, presidente de la República Argentina,  D. Juan Manuel de Rosas.

Nápoles, 11 de enero de 1846

Mi apreciable general y amigo:

En principios de noviembre pasado, me dirigí a  Italia con el objeto de experimentar si con su benigno clima recuperaba mi arruinada salud; bien poca es hasta el presente la mejoría que he sentido, lo  que me es tanto más sensible, cuanto en las circunstancias en que se halla  nuestra patria, me hubiera sido muy lisonjero poder nuevamente ofrecerle mis  servicios (como lo hice a usted en el primer bloqueo por la Francia); servicios que  aunque conozco serían inútiles, sin embargo demostrarían que en la injustísima  agresión y abuso de la fuerza de la Inglaterra y Francia contra nuestro país, éste  tenía aún un viejo defensor de su honor e independencia; ya que el estado de mi salud me priva de esta satisfacción, por lo menos me complazco en manifestar a  usted estos sentimientos, así como mi confianza no dudosa del triunfo de la  justicia que nos asiste.

Acepte usted, mi apreciable general, los votos  que hago porque termine usted la presente contienda con honor y felicidad, con cuyos sentimientos se repite de usted su afectísimo servidor y compatriota

José de San Martín

Fuente


Muchos tendrían que revisar sus prioridades, su humanidad y su solidaridad (que no es lo mismo que caridad)
La patria es el otro

pantanamo

buen thread, estos ingleses, franceses, yankis son todos iguales, siempre están buscando un pretexto para meterse a invadir otros países, en este caso la escusa fue el despelote de uruguay, quilombo q a ellos no les incumbia

registro 13

Excelente tema Uni!! ,  nunca te pregunté ¿sos profe de historia?

Uni Azul

Cita de: registro 13 en 22 de Noviembre de 2014, 09:35:07 PM
Excelente tema Uni!! ,  nunca te pregunté ¿sos profe de historia?

Gracias Reg, no, no soy profe de nada, me gusta mucho la historia argentina, especialmente la revisionista, de chiquita leía Todo Es Historia  :smile:

Muchos tendrían que revisar sus prioridades, su humanidad y su solidaridad (que no es lo mismo que caridad)
La patria es el otro

hellhammer666

#4
No sabia lo de la guerra de  Buenos Aires contra  Montevideo y Corrientes . San Martin seguramente venia si no fuera por que era asmatico y no se que otras tantas cosas tenia . Se prendia a la guerra internacional pero no le interesaba la guerras internas contra caudillos el lo veia como derramamiento de sangre entre patriotas .

¿ Que sera que pretendian los europeos ? no pagar algun impuesto o algo asi ??