Extraños en la noche

[wallp]

Extraños en la noche


Entró a la propiedad por el patio trasero, como los delincuentes comunes. Junto con el dato de la casa vacía (sus dueños se habían ido de vacaciones esa misma madrugada), había comprado la llave para ingresar por la puerta de la galería, como si nada.

Tranquilo y minucioso, examinaría la casa como un sommelier busca, en los detalles visuales, aromáticos y sensoriales, el espíritu del vino antes de probarlo.

En el aire aún se sentía la brisa del movimiento de los preparativos. Imaginó el recorrido de las valijas sobre las baldosas y encontró en la mesa de la cocina los restos de un desayuno rápido para tres personas. Revisó la cava y, con delicadeza, como si fuera un sable pesado, tomó un vino tinto, se sirvió una generosa cantidad en un copón, y siguió el recorrido.

En el living estaba el televisor más grande que alguna vez hubiera visto: era como la pantalla de un cine y, cual trofeos, estaba escoltado de parlantes de un Home Teather, todo ubicado frente a un enorme sillón de varios cuerpos. Encendió la luz, tomó una foto con su celular y se dirigió directo a la habitación matrimonial que, adivinó, estaba en el piso superior. Antes del primer escalón, tomó un trago de vino y... "Malbec", jugó a adivinar otra vez, como si esa fuera su única preocupación.

Había ropa sobre la cama deshecha. La corrió a un costado y se sentó cerca de la mesita de luz. Solo encontró maquillajes y cremas varias. Pasó al otro lado. El cajón estaba repleto, pero a la vista no había nada de dinero. Sacando cosas, sin querer, levantó el forro del cajón y sintió algo suave debajo. ¿Qué habrían escondido allí? Entusiasmado, vació el cajón y sacó un sobre lleno de... ¡más papeles! Tomó el primero y leyó: "cuando menos lo esperes te vamos a ir a llenar de plomo. Vos sabés por qué...". Lo soltó rápido y el próximo decía "vas a pagar las que hiciste. Cuando nos sientas llegar arrodilláte y despedíte porque vas a morir despacio y con mucho dolor". No quiso leer más. Como si le quemara los dedos, dejó todo en la cama, se puso de pie y fue a buscar al armario algún motín interesante o, al menos, algo de valor y que sea pequeño, fácil de transportar en su mochila, para irse como un peatón común y corriente.

La alfombra, tan mullida que se podría dormir sobre ella, silenciaba los pasos del ladrón. Solo se oía el ahogado ruido de la ropa cayendo en la cama mientras él hacía espacio buscando el tesoro salvador.

Mientras armaba una montaña de ropa en la cama (y no encontraba nada), el intruso se quedó inmóvil. Había escuchado un ruido en planta baja. Era como si hubieran cerrado la puerta de ingreso a la cocina. Luego le pareció oír pasos y un ruido que asoció con una silla arrastrada de su lugar, como si, en la oscuridad, la hubieran pateado al pasar.

En puntas de pie, cerró la puerta de la habitación, la trabó por dentro, y se escondió debajo de la cama, como si hubiera perdido, de golpe, toda su valentía. ¿Qué más podía hacer? Sabía que no lo buscaban a él, pero la confusión podría ser muy peligrosa. Además, ¿conocerían los sicarios el aspecto físico del dueño de casa?

No podía moverse. Solo esperaba que los asesinos se fueran. Pero los ruidos no se detuvieron. Sin embargo, no identificaba ya qué representaba cada sonido. Hasta que creyó escuchar pasos en las escaleras... ¡Qué hacer! Como la aguja de un reloj, giró su brazo derecho, lo puso a un costado e inclinando el cuerpo logró sacar el teléfono celular de su bolsillo. Marcó 911 y, balbuceando y con apenas un hilo de voz, alertó que había intrusos en la casa, dio la dirección y cortó rápidamente.

Los segundos se hicieron largos como elásticos, como horas muertas. Ahora, el viento en los árboles, un auto pasando rápido por la calle, la heladera comenzando a funcionar en la cocina o el ladrido del perro de un vecino, lograban alertarlo. Cada sonido era como un latigazo en su espalda que lo sobresaltaba y le hacía recordar, con un pequeño cabezazo al somier, que estaba en el minúsculo espacio destinado a los amantes furtivos.

¿Y si sonaba su teléfono? ¡Se delataría solo! ¡Eso nunca! Apagó el celular y, al hacerlo, notó que sus manos estaban sudadas como chop de cerveza y que todo su cuerpo temblaba como el de un niño a punto de ser descubierto en su mayor travesura.

Después de un momento de prolongado silencio, se oyó un estruendo, como si fuera un montón de platos rompiéndose en el piso. Seguramente eran pasos en la escalera y se oían cada vez más cercanos. Hasta que un golpe seco, grave y muy rápido, abrió la puerta de la habitación, que se frenó y se desplazó suave al rozar con la alfombra.

Varios pies ingresaron y rodearon la cama, como se rodea al muerto en un velorio. Vio como un par de piernas se flexionaban primero, se arrodillaban después y finalmente asomaban una pistola y un rostro detrás. Le gritaron que saliera de allí, pero él no podía moverse. Finalmente, lo arrastraron y, antes de que se levantara, lo esposaron.

La copa de vino, olvidada sobre la mesita de luz, debió descomponerse como las flores que abren sus pétalos al sol ignorando que el calor las marchitará. Pasaron varios días y todavía no le creen, al único detenido, que no había nadie en la casa cuando llegó y que fue él mismo quien llamó a la policía al advertir la presencia de extraños en la casa. La policía solo quiere saber para quién trabaja ese sicario.

[anittaa]

Wallp. ¡qué bueno leerte! ¿Puede ser que lo hubieras publicado alguna vez en psicofxp? Pareciera recordarlo ...

[wallp]

No anita, lo escribí hoy!!!!
Tal vez te suene familiar porque lo hice después de leer una noticia aquí en el foro, que contaba de un ladrón que llamó a la policía porque otro ladrón había entrado a robar a la casa donde él estaba (ya no hay códigos ché).

[claudyo]

Excelente, wallp, es una historia con muchos matices interesantes y mantiene el suspenso todo el tiempo. Felicitaciones. Sólo un error de tipeo: te quedó "motín" por botín en el quinto párrafo. Y somier generalmente la veo con doble m, pero no importa. Saludos