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Un Crucero Inolvidable (Mi primera novela)

Publicado por Teo-Junior, 02 de Septiembre de 2014, 09:30:00 PM

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Teo-Junior

Hola!! Primero del todo, esta es mi primera novela, que por cierto, la podéis leer aquí: www.wattpad.com/story/20242299-un-crucero-inolvidable

Sinopsis

"Hola, soy Peter, y he ido con mi familia, desde Francia a Barcelona, por el cumpleaños de mamá. Y mi padre ha decidido regalarle uno de los mejores regalos que le podría haber hecho... ¡Un viaje en crucero por todo el Mar Mediterráneo! Espero que todo sea tan divertido como lo que tenemos en mente, o quizás no, y que sea así la forma en la que se convierta en un crucero inolvidable..."

Teo-Junior

#1
Prólogo

"La sangre recorría todo su cuerpo, sus ojos se hundían en un oscuro rojo, ya no era el mismo niño inocente de hacía unos minutos, los brazos los movía brutalmente, la cabeza la giraba hacia todas direcciones con la mirada perdida, las piernas empezaron a crujir sobre sí mismas provocando que el crío se tambaleara hacia los lados.
En ese instante su mirada se centró en nosotros. Estaba a tan solo cinco metros, su cuerpo se tambaleaba bruscamente y se golpeaba con las paredes, en ese momento, me di cuenta de que nosotros, ahora mismo, éramos únicamente, su comida.
En ese instante se abalanzó sobre ella con los dientes bañados de sangre."
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Capítulo I

3 de julio del 2023
       
                Peter, ¡despierta dormilón!—me dijo mi hermana Elizabeth, de 21 años, despertándome del profundo sueño, dándome palmaditas en la espalda—Que no hemos venido a Barcelona desde París para estar todo el día durmiendo... Por cierto, ¿Sabes qué día es hoy?
Estaba muy cansado, por lo tanto me costó responder.
                —Peter... ¿Sabes qué día es hoy?
                —Sí... Espera... Creo que hoy es 5 de julio, ¿no?
                —¿5 de julio? Ja ja ja, estás perdido en el tiempo, hoy es... 3 de julio, o sea, hoy, es el cumpleaños de mamá... ¿Y recuerdas la sorpresa que le teníamos preparada?
                —¿Sorpresa?—me puse a pensar un momento—¡Ah! Sí, le íbamos a preparar un desayuno especial.
                —¡Sí! Has acertado, pensaba que con la resaca no te acordarías... ¡Ja ja ja!
                —Ja, ja, ja... Que graciosa eres...
                —Bueno... y qué, ¿te vas a levantar?
                —Sí... Ve a la cocina y enciende la tostadora y la cafetera, en un momento bajo.
—Ya estamos todos abajo, te estamos esperando a ti... Y como no... A Tyler, que está en lo suyo...
                —Bueno... si no hay otra opción... Me tendré que levantar ya...
Ya estaba incorporándome en la cama poco a poco para poder sentarme, la cabeza me dolía mucho, supongo que sería por la falta de sueño. Decidí ir al baño a enjuagarme la cara para así despejarme un poco. A los pocos minutos ya me estaba encontrando mejor. En ese instante, algo me tiraba de la camiseta, era mi hermano Jack,  de 8 años.
                —Peter... —decía en voz baja— Estamos en la cocina, ven. No hagas mucho ruido que mamá está durmiendo y no queremos que se despierte.
                —Sí, sí, ya iba. ¿Ya está Tyler con vosotros?
                —¿Tyler? Ese seguro que estará metido en su cuarto jugando a algún juego de zombis... Es un friki.
                —¿Y no nos va a ayudar a preparar la sorpresa de mamá?
                —Dijo que él no podía, porque había quedado con sus amigos para jugar a un juego...
                —Bueno... Voy a hablar con él... Baja ya, antes de que hagan el desayuno sin ti.
Empecé a abrir la puerta del cuarto de Tyler poco a poco, para no molestar.
El dormitorio de Tyler era un perfecto desorden, toda la ropa estaba tirada por el suelo. Las paredes estaban llenas de pósteres  de videojuegos, la gran mayoría, eran juegos de categoría "shooter", de disparos, para entender mejor, otros pósteres eran de "The Walking Dead", le fascinaba esa serie de zombis, aquel que dijera algo negativo de la serie, ya te podrías dar por vencido, que seguro que una semana como mínimo, estaría sin hablarte. Tyler era un estúpido, solo echaba cuenta de él, los demás no le importaban en absoluto...
Él se encontraba en ese instante sentado en frente del ordenador jugando a un videojuego, tenía un micrófono y un audífono, y estaba hablando con sus amigos, resultaba que estaba en una partida "on line".
                —Tyler, ¿vas a venir a preparar el desayuno para mamá?
                —Espérate, que ya he empezado la partida...—se quedó un rato callado— ¿Que quién es? Es el pesado de mi hermano. No, no es Jack, es Peter. Sí, el mayor, que se sigue creyendo que todavía tengo 3 años.
                —¡Tyler! ¿Qué se supone que vas a hacer? Que no tenemos todo el día...
                —Esperad un momento, que mi hermano me está hablando...—se quita el audífono de la oreja— Peter, ¿puedes hacer el favor de salir de mi cuarto y dejar que hable con mis amigos? Que no me dejas en paz, que ya tengo 17 años, ¿de acuerdo? Vete.
                —Entonces, ¿prefieres antes estar hablando con tus "amigos", que los acabas de conocer por Internet, que estar con nosotros?
                —Que te vayas... ¡Adiós!—dijo despidiéndose con la mano—.
                —Vale, vale, lo que tú digas.
                —Sí, ya se está yendo... Continuemos con la partida...
Cerré la puerta con fuerza para que viera lo molesto que estaba, pero ni se inmutó.
Bajé las escaleras, y llegué a la cocina.
                —Por fin has llegado, ¿no?—dijo mi padre, John, apoyado en la mesa con una sonrisa en la cara—.
                —Sí... Es que he tenido una breve charla con Tyler... Bueno, a lo que iba... Veo que ya habéis preparado las tortitas... Tiene muy buena pinta...
                —Gracias—dijo Jack con una sonrisa—, las he hecho yo...
                —Sí sí, pero no te hagas ilusiones, pequeñajo—me dijo mi padre—, recuerda que el desayuno es para mamá.
                —¿Para mí?—dijo mi madre, llamada Alice, bajando las escaleras—.
                —Oh, oh... Veo que has descubierto nuestra sorpresa...—dijo mi padre acercándose a ella—. Felicidades cariño—le dio un abrazo acompañado de un beso—.
                —¡Mamá!–dijo Jack— Nos has estropeado el regalo...¡Felicidades!
                —Felicidades mamá—dijo mi hermana abrazándola y dándole un beso en el moflete—.
                —¡Mamá! Siento mucho si te despertó el portazo en la habitación de Tyler, pero es que es un idiota... —abrazándola— Felicidades madre.
                —Y... ¿qué pasa? ¿No continuáis con mi regalo?
                —Por supuesto que continuaremos—dije.
Jack le llevó el plato con tortitas a mi madre.
                —Mira mami, las he hecho yo, espero que te gusten—le sonríe—.
La sorpresa iba muy bien, pusimos música, y empezamos a bailar, suerte que no estaba el amargado de Tyler, si hubiese estado ahí, seguro que habría hecho una de las suyas y habría estropeado la fiesta... Al rato, cuando todo estaba más animado, mi padre paró la música.
                —¿Pero por qué la paras?—dijo Elizabeth.
                —Verdad... Con lo bien que nos lo estamos pasando...—me quejé—.
                —No os preocupéis—dijo mi padre muy alegre—, aún no se han acabado las sorpresas...
                —¿A qué te refieres?—dijo mi madre sorprendida.
                —Os traigo un regalo para todos vosotros, pero está claro, es dedicado a Alice Carter, la mejor mujer y madre del mundo... A ver si adivináis lo que es... Sólo os daré una pista... Estamos en verano, ¿verdad? Y no hemos venido a Barcelona desde tan lejos para estar encerrados en esta casa de alquiler...
                —Pero...—dijo mi madre—Hemos venido de vacaciones, ¿no?
                —Sí, pero... ¿qué hay aquí que no tengamos en París?
                —¡Una playa!—dijo Jack muy alegre.
                —Has acertado... Y también hay... costa... vamos, que hay un puerto... Os doy otra pista... Es algo que habéis querido hacer desde hace mucho tiempo...
                —¡¿¿Vamos de crucero??!—gritó mi madre asombrada.
                —No me lo creo...—dije desconfiado de mi padre ya que era muy bromista— Demuéstramelo...
                —Mirad...—dijo con una sonrisa metiendo la mano en el bolsillo del pantalón— estos son...
                —¡¿¿Los billetes para el crucero??!—pregunté.
                —¡¡Sí!! No íbamos a venir desde tan lejos, sólo para quedarnos aquí, ¡ja ja!
                —¡¡Muchas gracias papi!!—dijo Jack dando saltos de alegría.
                —Muchísima gracias, mi amor—se volvieron a besar—, de siempre he querido ir a un crucero, no sé cómo agradecértelo.
                —¿Podría llevar a mi novio con el billete de Tyler?—preguntó Elizabeth.
                —¿¡De qué hablas!?—dijo Tyler bajando las escaleras—Yo voy sí o sí, a parte de que se supone que son unas vacaciones familiares... Felicidades madre.
                —Eso es verdad, Elizabeth—le dijo mi madre—. Ya habrá tiempo para llevarnos a Alex a algunas vacaciones, ahora esto se basa en vacaciones familiares, tal y como dice tu hermano. Que por cierto, muchas gracias, Tyler.
                —Vale...—dijo mi hermana con la mirada al suelo—Ya verá como Tyler haga una de las suyas...
                —¿Qué haga una de las mías? ¿Pero yo que hago?
                —¡Ah! No sé, la última vez que fuimos a un centro comercial ibas diciéndole a todo el mundo: "¡Hay una bomba! ¡Hay una bomba!", y tuvieron que venir los guardias de seguridad...
                —Sí, es verdad—dije—, y la vergüenza que nos hiciste pasar, que sonó los altavoces diciendo: "¿Alguien conoce a un joven de 16 años, pelo oscuro, sudadera azul marina, vaqueros negros, ojos verdes, y responde al nombre de Tyler? Por favor, que venga algún familiar adulto a recogerlo".
                —Bueno... —dijo Tyler— Pero ahí era simplemente un crío...
                —¿Pero qué dices? Si fue solo hace un año—dije.
                —Pero ya he madurado...
                —Esta vez confío en ti—dijo Elizabeth.
Mi padre volvió a poner la música y comenzamos a bailar a ritmo de Jazz. Al rato, mi madre fue la que pausó la canción.
                —¿Qué ocurre ahora?—dijo Tyler.
                —John... ¿A qué hora sale el crucero?
                —No te preocupes, queda tiempo, es mañana a las 9:00 am.
                —Vale... —dijo mi madre— ¡Continuemos con la fiesta!
Y reanudó la música.

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4 de julio del 2023

Ya amaneció, todos despertamos muy felices, deseando vivir una nueva experiencia.
Encendí la televisión de mi cuarto para ver de mientras el telediario. Abrí mi armario y me puse una camiseta turquesa de tirantes, un pantalón pirata vaquero, unos zapatos blancos que me compré hace unos días en el mercadillo de mi ciudad, y por supuesto, una pulsera que me regaló mi abuelo paterno, poco tiempo antes de fallecer, cuando yo apenas tenía nueve años, es de cuero con una piedra negra en forma de diamante, siempre le he tenido mucho respeto desde que me la regaló con todo su amor, y me la pongo todos los días, y cada vez que la observo con nitidez, me viene a la mente su sonrisa y los nueve años que estuvo junto a mí, dándome todo su cariño, y enseñándome cosas nuevas cada día, era como mi segundo padre, por no decir como mi primero, ya que echaba más cuenta de mí, que el mío propio, aunque sí, desde que falleció mi abuelo, estoy seguro de que se prometió a sí mismo a que conseguiría hacer de mí un hombre de provecho.
        —¡Peter!—dijo mi madre— Ve preparándote ya, que ya vamos a salir.
        —Sí, mamá.
En ese momento cogí el mando para apagar la televisión, pero escuché algo que me dejó absorto en el telediario: "Noticia de última hora: En el mar Mediterráneo, un enorme barco que transportaba una extraña sustancia química, ha volcado en alta mar, es posible que haya una contaminación en el agua, se recomienda que no coman pescado, ni nada procedente del mar, en los próximos días. No sabemos si afectan a los seres humanos, pero por si acaso, ¡no comed pescado...!—de repente salió un letrero de última hora, donde sólo pude leer: "Caos en África..." En ese mismo instante mi madre me apagó la televisión y no pude averiguar de qué trataba la noticia.
        —Venga Peter, que llegamos tarde, supongo que no te querrás perder el crucero, ¿no?
        —Bueno... no... No me querría perder el crucero... Espera un momento—volví a encenderla, por mala suerte, ya habían pasado a "los deportes".
        —¡Apágala ya! ¡Que llegamos tarde!
        —Sí, sí, lo siento —apagué la televisión.

Teo-Junior

#2
Capítulo II

        Ya estábamos llegando al puerto, estábamos impacientes por embarcarnos en el crucero. Estaba realmente preocupado por lo que había escuchado en el telediario... Bueno, pero es probable que no nos pase nada, es igual que el mercurio que tragan los peces sin darse cuenta, nosotros nos lo comemos, sin querer estamos también tomando mercurio, y mira lo malo que es eso para el organismo, pero aun así no nos pasa absolutamente nada. Si algún pez está contaminado, es probable que como mucho entren náuseas, pero nada más... No quiero preocuparme en mis vacaciones...
        Tan solo quedaba unos veinte minutos para llegar al puerto, Jack estaba en un profundo sueño, sentado en las piernas de Elizabeth. Tyler, en medio de nosotros, estaba también durmiendo, no estaba acostumbrado a levantarse tan temprano.
        La familia Carter, o sea, nosotros, ya estábamos llegando, decidí no contarles nada sobre el barco que tuvo un accidente y dejó caer todas las sustancias químicas al  mar, para no asustarlos y así estropear nuestras vacaciones.
        Ya habíamos llegado al puerto, el enorme crucero se podía ver mucho antes de que llegáramos por su gran tamaño, ya sea de largo y de alto, quedamos todos completamente impresionados.
        —Jack, Tyler—decía mi madre dándole palmaditas a los dos desde su asiento del copiloto— despertarse, que ya hemos llegado.
        Tyler entreabrió los ojos y al mirar por la ventanilla del vehículo y observar esa enorme embarcación, puso una cara de asombro.
        —No me lo puedo creer—decía Tyler frotándose los ojos para comprobar de que no se trataba de un sueño—...¿Esto es verdad? ¡Já! Es tan...¡Enorme!—suspiró— En serio, me quedo sin palabras.
        —¿Mamá?—dijo Jack acompañado de un bostezo.
        —Cariño, ya hemos llegado al crucero, levanta.
        Mi padre tuvo que aparcar el coche más bien lejos, ya que no había un solo aparcamiento en todo el puerto, no tuvimos otra opción. Lo aparcamos a dos manzanas del puerto.
        Mi hermana Elizabeth sacó su teléfono para ver la hora... ¡Eran las 8:55 am y el crucero salía a en punto! ¡Quedaban tan sólo cinco minutos! Nos bajamos del coche a toda prisa, Jack tropezó contra el suelo, fui a ayudarlo a levantarse, observé su rodilla, no se hizo gran cosa, solo se la raspó un poco, pero no le dije nada, ya que él no se dio cuenta, y si se lo digo, seguro que rompía en llanto.
        Todos estábamos sacando las maletas del maletero, pesaban más de lo normal... ¿Quién iba a pensar que íbamos a llegar justos de tiempo?
        Todos empezamos a correr con las maletas, muchas veces mis piernas se entrecruzaban con el equipaje, y más de una vez estuve a punto de caerme.
        Le entregamos los billetes al encargado de recogerlos, y nos dio a cambio un folleto en el que ponía lo que íbamos a hacer.
        El recorrido que haríamos sería ir por casi toda la costa del mar Mediterráneo, pasando así por todo el norte de África, desde Algeria hasta Túnez, una vez allí, iríamos a Sicilia, Italia. Gracias a unos guías, nos llevarían por los monumentos más históricos e importantes, algunos ejemplos sería el Templo de Apolo, situado en Siracusa, allí mismo nos adentraríamos en las maravillas de la Capilla Palatina, Palermo. Pasaríamos en Sicilia unos tres días. A continuación, nos iríamos otra vez a bordo del enorme crucero, e iríamos a Roma, esa sería una gran expedición, desde pequeño he deseado viajar a Nápoles, esa preciosa ciudad romana que está repleta de maravillas, las cuales tienen que ser vista por todo ser humano, esperaba que ver la Galería Umberto I, fuese mucho más impresionante que tal y como se veía en las imágenes. También iríamos al Claustro de Santa Clara.
        Tras pasar tres días en esa bonita ciudad, iríamos a hacer una visita a la mismísima Roma. Estaba deseando ver el Coliseo Romano.
        Después iríamos a Córcega; la Ciudadela de Bonifacio, las Capillas de las cofradías corsas, y la Escalinata Santa, eran sólo unos de los muchos monumentos que íbamos a visitar, a cuál más impresionante... Allí pasaríamos cinco días, para que diese tiempo de verlos todos.
        Y al duodécimo día, ya volveríamos a Barcelona. ¡Serían unas vacaciones familiares inolvidables!
        La entrada, en sí, no parecía gran cosa, pero cuando te adentrabas, podías ver que las paredes eran de madera rojiza y las columnas del mismo estilo pero más claro, el suelo de recepción era de losetas de mármol, estaban tan limpias que podías ver tu rostro como si de un espejo se tratase. Era realmente bonito.
        Lo que más me llamó la atención, fue una gran escalera que conducían hasta una enorme sala rectangular, con grandes lámparas de araña que colgaban del techo, una alfombra roja cubría el suelo, en los laterales había unas enormes ventanas en las que se podían ver el exterior, mientras que en las paredes, junto a las ventanas, había unas peceras repletas de peces de colores. A los alrededores de la sala se podía contemplar unas mesas de madera de roble más bien rojizas, las sillas eran de tonos amarillos con un cojín rojo con líneas y círculos sin sentido alguno, de color dorado. En la derecha se podía observar una barra americana, supongo que esa sala sería un pub, donde tomarte una copa y escuchar música ambiental, pero tenía entendido que en otra parte había una discoteca, fui a recepción a asegurarme. Por suerte, yo sé muy bien español gracias al instituto.
        —Hola, disculpe, es que nunca he venido a un crucero, es mi primera vez...
        —¿Qué quiere que haga por usted?
        —Me gustaría saber si aquí hay una discoteca, es que estaba enterado de algo pero...
        —Sí, hay—me cortó la frase—, abre todas las noches a partir de las 12, se le está prohibida la entrada a menores de 18 años, así que a usted no se le está permitido entrar.
        —¡¿¿Perdone??!—le pregunté mosqueado— Pero yo tengo 18 años.
        —¡Oh...! Discúlpenme... Creía que eras menor de edad...
        —Sí, no se preocupe...
        —Bueno, pues lo que decía, abre a las 00:00 am, pero, ¿podrías enseñarme tu carnet de identidad? Es para asegurarme que eres mayor de edad.
        —Vale... Espere...—abrí el bolsillo delantero de mi maleta, cogí la cartera, saqué el carnet y se lo enseñé.
        —De acuerdo, no hay problema...—me dijo el tipo examinando mi D.N.I.
        —Y... ¿podrías decirme dónde está la discoteca?
        —Mire, ¿ves esas escaleras de la izquierda?—dijo señalando.
        —Sí.
        —Bueno... Pues si sales por ahí te encontrarás con el exterior, allí estará la piscina, un jacuzzi, habrá también tumbonas con sombrillas, pues pasando la piscina, habrá una puerta doble de cristal, al entrar te encontrarás con un pasillo, pues ahí están los aseos, a continuación coges el pasillo hacia la derecha, y habrá una puerta cerrada, esa es la discoteca, pero obviamente, sólo abrirá a las 12 de la noche.
        —Gracias.
        —¡Adiós! Vuelve si tienes alguna otra duda.
        —Por supuesto, has sido muy amable, gracias por informarme ¡hasta luego!
        Tras pasar un pasillo que estaba junto a la sala de recepción, nos encontramos en un largo y ancho pasillo que tenía dos direcciones, a la derecha estaban los dormitorios de la planta baja, mientras que en la izquierda, había unas anchas escaleras que te llevaban hacia la siguiente planta, y así sucesivamente hasta llegar al octavo piso. Nuestras habitaciones estaban en la cuarta planta, en la 246 se hospedaban mis padres, en la 247, estábamos Elizabeth y yo, y en la 248, estaban mis hermanos, Jack y Tyler.
        Fuimos a nuestras correspondientes habitaciones para dejar el equipaje, ya que así iríamos más cómodos.
        El crucero estaba a punto de zarpar, decidimos salir a la cubierta del barco para ver, junto a la gran mayoría de los pasajeros, como la embarcación se separaba de la costa. En este mismo momento, había comenzado nuestras vacaciones familiares. Jack daba saltos de alegría, a mis padres se les veía muy entusiasmados, hacía tiempo que no los veía así, Tyler aunque emocionado, bostezaba del cansancio a causa del "madrugón" que había hecho. Pero yo, aunque intentaba disfrutar del momento, no me paraba de rondar por la cabeza, la noticia del agua contaminada, no tenía buen presentimiento.