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Heroes o víctimas en Malvinas?

Publicado por solovoy, 02 de Abril de 2015, 03:58:23 PM

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0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

-Renguero-

Que buen tema solovoy, tengo tantas cosas q decir al respecto del tema Malvinas que no sé bien por donde empezar.

- Primero, creo que esas islas nunca fueron Argentinas, o sea no podés "recuperar" algo que nunca fué tuyo. La ocupacion del ejercito Arg en el 82 fue una locura por donde lo veas.

- Segundo, fueron VICTIMAS. Más de la mitad de las bajas Argentinas por la guerra de Malvinas corresponden a SUICIDIOS. O sea, no estaban preparados de ninguna forma para ir a esa guerra, considerarlos heroes es peor q burlarse de ellos.

- Tercero, me averguenza ver como al dia de hoy se usa el tema Malvinas para practicar demagogia berreta y despertar el patrioterismo que tanto le sirve a este gobierno. Pensemos, aunq mañana la reina inglesa pierda la razón y regale las islas a nuestro pais ¿que carajo hariamos con ellas? HOY no tenemos soberania ni sobre nuestro propio territorio, tenemos miles y miles de km² regalados a corporaciones y a particulares extranjeros, no tenemos capacidad ni de explotar nuestros recursos q tenemos cerca ¿que podriamos hacer con malvinas?


En fin, son muchas cosas que hay para decir al respecto. Pero con eso creo q contesto puntualmente al tread.

maxi_o

Cita de: posei2n en 05 de Abril de 2015, 03:30:31 PM
efectivamente es asi maxi, Astiz se rindio sin disparar un tiro.

Exacto. Astiz fue el primer argentino que se rindió en la guerra de Malvinas, aunque no fue en Malvinas sinó en una de las islas aledañas. Lo peor es que el chabón era jefe de un grupo comando, todos soldados profesionales y efectivamente, se rindió sin disparar un tiro.
Se ve que las monjas y los pendejos de los Montoneros eran mas fáciles que soldados ingleses profesionales.
Tipo absolutamente detestable Astiz, por favor!

Javecho

Cita de: -Renguero- en 06 de Abril de 2015, 11:07:43 AM
- Segundo, fueron VICTIMAS. Más de la mitad de las bajas Argentinas por la guerra de Malvinas corresponden a SUICIDIOS. O sea, no estaban preparados de ninguna forma para ir a esa guerra, considerarlos heroes es peor q burlarse de ellos.


Es interesante el punto que planteas, porque en Argentina se creo el mito de que solo hay suicidios de ex-combatientes nacionales y la explicacion de este fenomeno se lo atribuye a lo que vivieron en el conflicto mas todas las cosas que tuvieron que vivir cuando regresaron (indiferencia, falta de oportunidades para incertarse en la sociedad, etc).

Pues bien, hay que aclarar que los suicidios estan presentes en ambos bandos, porque aunque las tropas britanicas eran profesionales y estaban mejor preparadas para afrontar un conflicto armado, la guerra es un acto brutal que marca para siempre a quienes la vivieron.

Aunque parezca increible, mucho de lo que reclaman los ex-combatientes argentinos en cuanto a falta de atencion despues de la guerra, tambien se repite en los soldados britanicos. Al dia de hoy no hay estadisticas unanimes de cuantos suicidios hubo despues del conflicto, tanto del lado britanico como del argentino y todo se maneja segun estimaciones que varian mucho entre quienes las realizan. Del lado argentino se estima que fueron 500 los suicidados y del lado britanico las estimaciones van de 95 (datos oficiales) a mas de 250 (esta ultima cifra fue arrojada por un centro de veteranos de guerra).

Aca hay un enlace interesante que trata el debate britanico que surgio hace poco, debido a la gran diferencia que existe entre las estadisticas de suicidios post - Malvinas, entre las asociaciones de veteranos de guerra y el gobierno de ese pais:

http://www.minutouno.com/notas/287332-gran-bretana-relativizo-los-suicidios-veteranos-ingleses


Repito, una guerra es un acto brutal que afecta a todos los involucrados para siempre y no todos pueden llegar a superarlo, aun para aquellos soldados bien entrenados para afrontar un conflicto. Por eso, hay que evitar al maximo las guerras.

Maxi_Ace

Pero los soldados británicos eran profesionales. Que yo sepa aya no hay o había SMO. Digo, a los pibes se podría decir que los mandan de prepo justo tienen la mala suerte de estar haciendo la Colimba cuando se desata el conflicto.
Ahora si : el suicidio es una cagada pero me parece más entendible en una persona que va a la guerra por obligación que uno que la elige.

Javecho

Esta noticia parece hecha para este tema:


Esteban Tries: "Los soldados de Malvinas no somos víctimas ni pobrecitos"


El protagonista del documental "14 de junio: Lo que nunca se perdió", dialogó con LaNoticia1. El reconocido excombatiente, que anoche participó de la 16° vigilia en San Andrés de Giles, señaló que "el 2 de abril es un día de alegría" y no de tristeza. Aseguró que el regreso de los soldados a la Argentina, "fue mucho peor que estar en la guerra". Y dijo: "Al soldado de Malvinas hay que verlo con orgullo, no como el pobrecito". También cuestionó al Gobierno: "Dicen que hay que recuperar la soberanía pero no hacen nada". Una nota atrapante.


Este miércoles 2 de abril se conmemora un nuevo Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. A 32 años del conflicto en el Atlántico Sur, LaNoticia1 dialogó con Esteban Tries, el reconocido excombatiente que cambó la mirada sobre los veteranos de guerra. A través de una entrevista imperdible, contó sus sensaciones en este nuevo aniversario y pidió que el pueblo vea a los soldados con orgullo y no como víctimas.

En el comienzo de la nota, Tries se refirió a la actividad que lleva a cabo, en la que realiza debates sobre Malvinas en distintos establecimientos educativos de la provincia de Buenos Aires: "Por suerte volvimos a poder tener la palabra. Para nosotros es una actividad permanente llevar Malvinas a las instituciones, a las escuelas. Y no hablamos solamente de la guerra. La guerra es una excusa para poder hablar de todo el resto, como los valores, de la patria, de los sentimientos, del orgullo y del honor". 

El veterano de guerra, que alguna vez fue tentado por Marcelo Tinelli para participar de "Bailando por un Sueño", sostuvo que "el 2 de abril no es un día triste, sino que es un día de fiesta". "El 2 de abril se volvió a izar la bandera argentina en nuestro territorio. Sólo lo pudimos mantener hasta el 14 de junio, ese es el verdadero día de tristeza. Pero el 2 de abril hay que conmemorarlo como un día histórico y heroico porque es el día que recuperamos nuestras Islas Malvinas", recordó.

Más tarde, Tries habló del documental "14 de junio: lo que nunca se perdió", donde participó junto a sus compañeros de batallón. "Los chicos del documental estamos todos bien y este lunes, como todos los años, hicimos la vigilia en San Andrés de GIles. Se juntaron cerca de 10 mil personas y fue algo realmente emotivo. La gran mayoría de los compañeros estábamos ahí y estuvimos todos abrazados, manteniendo el espíritu y la memoria de los compañeros que perdieron la vida en el campo de batalla. Creo que al hablar de ellos, al homenajearlos, realmente no mueren y nos van acompañando siempre".   

En ese sentido, el soldado que durante la guerra de Malvinas salvó la vida a su superior, el sargento Manuel Villegas, brindó detalles de la marcha de antorchas que en 2014, cumplió su 16° edición. "El acto en San Andrés de Giles surgió por casualidad. Hace 17 años que Alberto Puglielli, que es un veterano de guerra del regimiento 6, lanzó la idea de empezar a recordar a todos los soldados. Primero comenzó solito, con sus 4 o 5 amigos, y después fue tomando más fuerza. Pero no hay un motivo concreto, solamente empezó a convocar a la gente en las redes y hoy se trasformó en una movilización multitudinaria".

"En la marcha hubo un escenario instalado con una pantalla, un fogón y una exposición. También hubo un acto donde se homenajeó al soldado Maciel, que es el único caído en Malvinas que era oriundo de San Andrés de Giles. Cerca de las 23.00 comienzó a llegar gente de todas las provincias, donde los excombatientes nos reencontramos, nos abrazamos y presentamos a nuestras familias. Más tarde llegó el recital donde todas las bandas de rock, presentaron sus temas relacionados con Malvinas", agregó.

"En el final del encuentro, todos los veteranos prendimos 649 antorchas y San Andrés de Giles comienza a tener luz propia, donde cada una de las antorchas simbolizan a cada uno de nuestros héroes. Allí empezamos a caminar, a mirar las caras entre la gente, donde lloran, se emocionan y aplauden. Todo terminó en la base del escenario, con el himno cantado a capela por Rimoldi Fraga, lo que genera una fuerza y un espíritu que realmente, hay que estar para sentirlo", precisó.

En declaraciones a LaNoticia1, Tries separó la dictadura de la guerra y sostuvo que los soldados no fueron víctimas. "Poco se sabe de Malvinas. Se escribieron mal muchos libros, muchos victimizándonos y muchos hablando solamente por la parte de la dictadura. Fundamentalmente nosotros sentimos que no somos víctimas, sino que somos soldados que intentamos defender a la Patria, con lo poquito o con lo mucho que hubo. Es ahí donde tenemos que hacer un click. Malvinas no puede ser parte de la dictadura, Malvinas es parte del pueblo y tienen que ser reivindicada de esa manera, porque hay muchos valores que se libraron, y eso el pueblo te lo agradece". 

En ese aspecto, el excombatiente pidió recordar a los soldados con orgullo: "Si vos empezás a contar la historia, fundamentalmente en las escuelas, de los testimonios de los veteranos de guerra, podés darte cuenta que hubo muchísimos maltratos, pero también hubo muchísimos valores que superan ampliamente todas las miserias que pueden verse en un campo de batalla. Al soldado de Malvinas hay que verlo como un orgullo, no como el pobrecito, el derrotado, la víctima. Cuando hablan de la invasión argentina a las Islas, ¿de qué invasión me están hablando? Es nuestro territorio, nosotros fuimos a recuperar las Malvinas".

En tanto, Tries también recordó el retorno de los soldados al país y le hizo un pedido especial a los docentes: "El regreso fue mucho peor que estar combatiendo con el enemigo de hace más de 200 años. Ahí tenemos que poner un punto de inflexión y empezar a decir la verdad en las escuelas. Nosotros estamos plantando una semilla, y necesitamos que los docentes rieguen esa semilla. Una vez que eso germine, crezca y de sus frutos, vamos a poder cerrar el ciclo de lo que hoy estamos plantando. Yo no tengo la esperanza de poder verlo con vida porque no hay una decisión política. Escuchamos decir que hay que recuperar la soberanía sobre las islas, pero no hacen nada".   

Por último, el además Técnico Electrónico y de Comunicaciones apuntó contra los veteranos de guerra que "lucran" con su participación en Malvinas y repudió aquellos que piden dinero en la calle y que jamás estuvieron en las islas. "Lamentablemente hay algunos veteranos de guerra que se victimizan para beneficiarse, tanto económicamente o con poder político. Eso duele muchísimo, hay gente que murió al lado de ellos, y ellos no pueden hacer esto con nuestra causa. Pero bueno, el ser humano es así, y es impensado saber lo que puede hacer", concluyó ante los micrófonos de LaNoticia1.com.




Como se puede ver, ellos piden respeto y no seguir siendo victimizados. Por ese motivo, no veo porque hay gente que se empecina en hacer lo contrario a sus deseos.
Para finalizar, aca la historia que convirtio a Esteban Tries en un heroe, cuando era soldado conscripto del Regimiento de Infanteria Mecanizada 3:




Rescatando al sargento Villegas


Los aviones ingleses bombardeaban a toda hora o pasaban a baja altura y ametrallaban las posiciones. Los combates cuerpo a cuerpo se habían desatado a pocos kilómetros del vivac y llegaban noticias de que las refriegas eran sangrientas en San Carlos y en Darwin.

Todos los días había "alerta roja", explotaban los misiles tierra-aire y la lluvia constante inundaba los pozos de zorro y los obligaba a levantar chozas con palos y chapas, enmascaradas con pasto.

Así y todo, hasta al horror de la guerra se acostumbra el hombre: la Compañía A del 3 de Oro dejó al soldado Esteban Tríes de cuartelero y marchó alegremente a bañarse.

El cuartelero recorría el campamento vacío cuando, de repente, oyó que alguien tiraba de la corredera de una 9 milímetros reglamentaria. Dentro de un pozo de zorro, un compañero tenía apoyado el cañón de su pistola en la sien.

Tríes había cumplido el servicio militar obligatorio en esa compañía del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 de La Tablada. Antiguamente, sus oficiales llevaban una pechera amarilla y por eso es que todavía lo llamaban, con orgullo, "el 3 de Oro". Y cuando Tríes ya estaba trabajando afuera y estudiando ingeniería, el 8 de abril de 1982 recibió, en su casa de Villa Ballester, un aviso de reincorporación.

Un negrazo valiente que vivía en González Catán y que había instruido a Tríes lo quería a su lado en la guerra: el sargento Manuel Villegas, conocido por su extrema dureza y, a la vez, por su extraña sensibilidad de hombre bueno.

Sesenta días después, Tríes ya no era un simple conscripto que intentaba disuadir a un soldado de que no se volara la tapa de los sesos. Era un guerrero de Villegas con la responsabilidad de que no se perdiera ni un hombre ni una bala. Estuvo una hora entera tratando de que el soldado dejara la depresión, creyera que saldrían vivos de aquella guerra, soltara la pistola y saliera del pozo de zorro. Al final lo logró, y cuando Villegas regresó con el resto de la compañía no se dio cuenta de lo que había ocurrido. El soldado que había querido suicidarse en Malvinas entró luego en combate y fue herido, pero regresó entero a su casa. Y Tríes calló aquel pequeño pero grave incidente a pesar de que le debía lealtad total a su jefe, a quien había insultado por lo bajo durante la instrucción a raíz del rigor y fiereza con que Villegas los preparaba para la lucha. Pero con quien luego estableció una relación de respeto y afecto, y con el tiempo de amistad profunda. Villegas era duro pero jamás cruel ni arbitrario. Un líder nato seguido por una soldadesca capaz de acompañarlo hasta el mismísimo infierno.

La Compañía "A" acampaba en medio de la nada, a varios kilómetros de Puerto Argentino. Nevisca, frío, hambre y tristeza. Y las detonaciones de las baterías enemigas cada vez más cerca. Villegas se parecía a aquellos sargentos de los westerns de John Ford: hombres con más corazón que odio. Su debilidad era otro soldado débil a quien todos llamaban Lupin, un huérfano total apellidado Serrezuela, que desde los siete años había vivido en el campo sin familia y sin destino, y a quien nadie jamás le había enviado una carta. A Villegas le daba lástima esa carencia. Así que le ordenó a un conscripto del grupo que le pidiera a su novia un favor: debía buscar a una amiga para que ésta escribiera de su puño letra una misiva dirigida a Lupin. Cuando se hacían los corros para recibir la correspondencia, Lupin se quedaba atrás descansando o cumpliendo tareas. Sabía que en ese rito deseado no había nada para él. Pero un día el encargado del correo voceó por primera vez su apellido: "¡Serrezuela!". Y entonces Villegas vio que Lupin ni siquiera se mosqueaba. Como si no lo hubiera oído. "¡Serrezuela!", repitieron varias veces. Y nada. Lupin miraba distraídamente el horizonte. Villegas lo enfrentó: "Che, boludo, ¿usted no es Serrezuela?". Lupin pareció regresar del más allá: "Sí, pero yo no recibo cartas, mi sargento. Debe ser un Serrezuela de otra compañía". Villegas tomó el sobre y se lo entregó. La cara de Lupin se transformó como si hubiera descubierto un tesoro. Abrió lenta y cuidadosamente el sobre, leyó esas pocas líneas dirigidas a él y a nadie más, y después arrugó la carta contra el pecho y caminó mirando al cielo: "Gracias, Dios míos, gracias, gracias".

Eso no impidió que el sargento lo castigara con dureza por maltratar a su fusil, un pecado mortal en tiempos de batalla. El fusil es como la novia, soldado: se lo cuida, se lo mima y se lo lleva siempre consigo. No hacerlo equivale a poner en peligro a todos. Y Serrezuela no lo limpiaba y se lo olvidaba en cualquier rincón. Villegas no tenía forma de saber que Serrezuela le salvaría la vida cuando le impuso una tarea extenuante: vaciar de agua todos los días de la semana aquellos pozos de zorro. Una noche Lupin se acercó a la tienda de su jefe y pidió cruzar unas palabras con el sargento. Villegas salió al frío de mala gana, y entonces Serrezuela le dijo, en voz muy baja: "Máteme, mi sargento, yo no sirvo para esto, soy un estorbo. Pégueme un tiro; acá nadie se va a enterar que fue usted y nadie me va a extrañar". Villegas le pegó un abrazo de oso y le dijo: "Pedazo de hijo de puta, no digas eso". Se lo dijo con los dientes apretados y conteniendo las lágrimas.

No le gustaba a Villegas mostrar los sentimientos. Ni las flaquezas. A nadie había contado que cuando eran atacados el 1° de mayo por las ráfagas inglesas el sargento más bravo había empezado a temblar como una hoja. Por suerte, su tropa no lo había visto en esos renuncios, pero a partir de esa vergüenza íntima el sargento cargaba su propio calvario. Le rezaba todas las noches a Dios para que le diera temple en el combate y para que pudiera llevarse de este mundo a cuatro o cinco enemigos antes de morir. No rezaba para salvarse. Rezaba para irse al otro barrio con los honores que siempre había soñado.

A las dos de la madrugada del 14 de junio, el 3 de Oro recibió la orden de cargar armamento y municiones y avanzar sobre el cerro Tumbledown, vadeando el arroyo de Moody Brook. Se combatía en todas partes, y ese riacho no era muy ancho pero resultaba profundo y traicionero. Había luna llena y el cielo estaba lleno de rumores, bengalas, luces de misiles y toda clase de fuegos artificiales cuando Villegas y sus hombres se metieron en el agua y cruzaron dificultosamente con los fusiles en alto. Llegaron con frío y sin fuerzas a la otra orilla, pero escucharon la orden "¡A lo gaucho, carrera march! ¡Viva la Patria, carajo!". Y se pusieron de pie y empezaron a escalar el monte lleno de rocas. Villegas, contra lo aconsejable, iba delante de todos trepando por esa ladera escarpada, cuando desde arriba los haces de luz de dos fusiles M16 con mira infrarroja le resbalaron por el cuerpo. Saltó en un segundo hacia el costado y evitó un proyectil, pero el segundo le entró por el abdomen y le estalló en el hueso de la cadera.

Villegas se tomó la panza y vio que le salía sangre a borbotones y que comenzaba a arderle como si le hubieran arrojado encima dos paladas de brasas de carbón. "Tiren -les gritó a sus soldados-. Tiren que están escondidos detrás de esas rocas." Tríes no podía disparar sin correr el riesgo de balear a su propio sargento. "Córrase, que le voy a pegar", le gritó entre las piedras. "Tire igual que yo ya estoy listo." Como Tríes y Serrezuela no le hacían caso, Villegas se estiró para agarrar el fusil y entonces el francotirador le atravesó una mano de otro balazo. El inglés podía eliminarlo, pero prefería dejarlo fuera de combate. No tanto quizá por razones humanitarias sino por cuestiones estrictamente operativas: el manual indica que un herido ocupa a dos o tres soldados, y que hace más daño eso que matar lisa y llanamente a un enemigo.

Tríes le dijo a Serrezuela: "Vamos a buscarlo". El sargento se empezó a sacar el correaje y le gritó: "Tríes, quedate porque te va matar". Tríes y Serrezuela se miraron en la oscuridad. Luego se incorporaron, arrojaron ostensiblemente los fusiles al suelo y levantaron las manos. Subieron en esa posición audaz quince metros hasta su jefe, lo tomaron de los brazos y lo bajaron hasta el lugar donde se habían parapetado. El inglés que los tenía en la mira dejó que hicieran todo eso sin apretar el gatillo. Villegas pedía desesperadamente agua. Tríes le dio una botellita de whisky y le llenó la boca con trozos de nieve. Había que retroceder ya mismo. "Tríes -lo llamó Villegas-. No creas que me pongo en héroe, pero quiero que le avises a mi familia que me quedo acá. Contales de la forma que les duela lo menos posible, ¿sabés? A mí mujer decile que lamento no haberme casado con ella y a mi nena de tres años decile que, decile." En ese momento se fue en llanto. Pero se contuvo. Lo agarró a Tríes de la solapa y le dijo, en un hilo de voz: "Meteme un tiro. Son ocho kilómetros hasta el pueblo. Yo ya estoy listo. Meteme un tiro, no me dejés sufriendo".

El soldado parpadeaba, anonadado por la orden. De pronto se rehizo y le dijo: "De ninguna manera, usted me debe un asado". Y entonces Lupin y Tríes agarraron al sargento, que pegaba alaridos de bronca y se resistía, le hicieron sillita de oro y lo pasaron por un pequeño puente sin que ningún inglés les disparara, mientras el combate seguía atrás y se tornaba cada vez más virulento. La marcha de esos dos soldados llevando al sargento herido en la noche de luna llena fue penosa. Caminaron y caminaron, y Villegas perdió sangre y conciencia, y al final lograron encontrar una ambulancia. Subieron los tres y el chofer trató de llevarlos hasta el hospital de campaña, pero había demasiado hielo, resbalaron y volcaron en una cuneta. Salieron como pudieron de entre los hierros y siguieron adelante. Llegaron con el último aliento a ese hospital lleno de amputados y heridos, y le entregaron el cuerpo maltrecho de Villegas a los cirujanos. El sargento escuchó a uno de ellos que decía: "Le queda poco". Villegas alcanzó a decirles que no lo amputaran, que lo durmieran para siempre. Al despertarse, varias horas después, vio a varios ingleses con fusiles en la mano. "No entiendo nada", susurró. Un enfermero le respondió: "No te preocupes, ya se arregló todo". Villegas seguía sin comprender. "Nos rendimos, macho -le aclararon-. Nos rendimos." Y Villegas se echó a llorar.

Tríes y Serrezuela ayudaron a los heridos y se acoplaron a otras tropas. Tríes recuerda que iban corriendo por Puerto Argentino y que las casas explotaban a su lado. También que algunos soldados comentaban los maltratos y las defecciones y cobardías de algunos jefes. Regresaron a casa en el Camberra y se separaron para siempre en El Palomar. Eran fruto de una causa amada y luego aborrecida, venían derrotados y su karma era la marginalidad y el olvido.

El sargento regresó en un buque hospital. Tríes hizo lo que los superiores de su sargento no hicieron: lo visitó en el hospital de Campo de Mayo, donde Villegas estuvo un año y medio internado. Pero lo vio tan amargado y tan mal, que no quiso volver. Tampoco quiso hablar de Malvinas. Estuvo veinte años vendiendo autos, haciendo negocios en el nefasto sube y baja económico del país y eludiendo prolijamente las anécdotas del pasado. Un día hizo un clic y lloró por primera vez, y comenzó a reencontrarse con los veteranos y a buscar a Villegas, que después de la kinesiología y de años y años de asistencia psiquiátrica, le decretaron un 45% de incapacidad y lo borraron de la carrera. El viejo sargento estaba resentido con el Ejército: se fue a trabajar de chofer de colectivos y de remisero. Tuvo hijos y nietos. Y ya de grande quiso reencontrase con Tríes. Lo buscó por Castelar y finalmente lo encontró. Poco después los sacaron a los dos por la radio y hablaron por primera vez de lo que habían vivido en el cerro Tumbledown, en el arroyo de Moody Brook y luego en aquel monte siniestro donde los francotiradores ingleses estuvieron a punto de borrarlos del mapa.

Desde ese cruce se hicieron íntimos amigos. Asistieron juntos a escuelas a dar charlas, ayudaron a los veteranos más desvalidos, presentaron a sus familias, y comieron muchos asados. Hay un afecto especial entre ellos. Esa clase de sentimiento entre hermanos que florece solamente en la trinchera y en la solidaridad del dolor.

Un día, sin embargo, Villegas le dijo a Tríes que tenía una asignatura pendiente: encontrar a Serrezuela y explicarle por qué lo había castigado tan duramente en aquellas vísperas. Le debía esa explicación además de deberle la vida. Lo rastrearon a Lupin por toda la provincia de Buenos Aires, y sólo tuvieron una pista firme en el velatorio de un ex soldado. "Tenemos a un Serrezuela en Olivos -les dijo un veterano-. Pero apúrense porque tiene cáncer de pulmón y se está muriendo."

Hacía quince días que no se levantaba de la cama ni se afeitaba. Tríes le avisó a su esposa que él y Villegas lo visitarían esa tarde. La cita era a las dos, y Lupin hizo un terrible esfuerzo para levantarse, bañarse y pegarse una afeitada. Estuvo sentado en una silla esperándolos a los dos, que se atrasaron y recién pudieron llegar a las cuatro de la tarde. Les caían las lágrimas a los tres. Lupin lo llamaba "mi sargento", a pesar de que Villegas ya no tenía cargos ni ganas de tenerlos. "Usted va a ser siempre mi sargento -le dijo aquel huérfano congénito-. Usted ha sido mi papá." Villegas tragó saliva y le respondió: "Yo vengo a pedirte disculpas, Lupin, y a explicarte por qué te castigué aquella vez". No hacía ninguna falta, pero se quedaron hablando horas y horas de aquellos tiempos en los que fueron gloriosamente vencidos.

El viernes de la semana siguiente repitieron la visita, pero esta vez Lupin no pudo levantarse de la cama. "Esta noche me voy", les dijo, y lo sacaron carpiendo. Al día siguiente, cuando Villegas cruzaba un peaje, sonó su celular. Era la mujer de Serrezuela: acababa de morir. Dio la vuelta, llamó a Tríes y llegaron cuando el cadáver todavía estaba tibio. En el velatorio, los veteranos de la zona pedían hablar con Villegas y abrazarlo como si fuera el sargento Cabral. Lupin les había hablado durante veinte años de aquel héroe personal que los había guiado durante sesenta días de sangre y fuego.

Acaban de filmar un documental con las odiseas calladas de este puñado de hombres. Su título es significativo: "14 de junio: lo que nunca se perdió".

En noviembre la esposa de Villegas lo llamó a Tríes para decirle que el viejo sargento había sufrido un golpe de presión y que no podía hablar bien. El viejo soldado sacó el auto y condujo a gran velocidad por el conurbano hasta encontrar a Villegas. Lo subió de apuro y apretó el acelerador por la autopista en busca del Hospital Militar. "Otra vez llevándote a un hospital, sargento -le dijo Tríes-. La puta madre, ya me estoy cansado de andar salvándote la vida." Comenzaron a reírse.

Todavía se están riendo.


Datos personales: Villegas es padre de tres hijos y abuelo de dos nietos. Tríes es padre de dos hijos. El primero trabajó de colectivero y remisero. El segundo es comerciante y tiene un programa de FM dedicado a los ex combatientes.

Dónde lucharon: cerca de Puerto Argentino. Pertenecían a la Compañía A Tacuarí del Regimiento Mecanizado 3 de La Tablada. También llamado "el 3 de Oro". Cruzaron el arroyo de Moody Brook y combatieron en Wireless Right.

Qué pasó: el sargento cayó herido y le pidió al soldado que lo matara. Pero éste, con ayuda de otro conscripto, lo sacó de esa situación y le salvó la vida. Se hicieron íntimos amigos. Dicen que el 14 de junio de 1982 se perdió una guerra, pero no el coraje ni los ideales ni el honor.



Links (el primero incluye audios y un video):

http://www.lanoticia1.com/noticia/esteban-tries-los-soldados-de-malvinas-no-somos-victimas-ni-pobrecitos-49739.html

http://www.lanacion.com.ar/1149318-rescatando-al-sargento-villegas




posei2n

#20
Muy bueno, justamente lo peor para estos hombres fue y es que los traten de victimas.
en una guerra todos los que intervienen en ella son victimas. Ahora lo que diferencia y los hace heroes es haberse enfretado a la adversidad, y entregado lo mejor de si, talvez no por el pueblo, la patria, o sus altos mandos, si no por la vida de sus propios compañeros, ahi es donde nace el valor que los incentiva a luchar.
   Despues los motivos que llevaron a la guerra, o si estuvo bien o mal, no esta en discucion, SI NO COMO SE DESEMPEÑARON EN LA MISMA LOS SOLDADOS, Y XQ SON HEROES!!!

Post unidos: 06 de Abril de 2015, 11:31:56 PM

Y en ultima instancia termianron luchando por la patria, por nosotros. Y lo menos que esperan es el reconocimiento de su pueblo, de su gente. y si no lo hacen, que por lo menos no los victimicen. volvieron con vida de una guerra desigual es decir algo habran hecho no fueron a jugar.....

Opti

Yo me pregunto cuantos de lo que escriben acá habrán hecho lo COLIMBA, ahora me vengo a enterar que los milicos trataban bien a los conscriptos, un poco de seriedad.
No se, que se yo...

solovoy

Cita de: posei2n en 06 de Abril de 2015, 10:56:43 PM

Y en ultima instancia termianron luchando por la patria, por nosotros. Y lo menos que esperan es el reconocimiento de su pueblo, de su gente. y si no lo hacen, que por lo menos no los victimicen. volvieron con vida de una guerra desigual es decir algo habran hecho no fueron a jugar.....

Patria? Cuando se vive con resentimiento en un grupo de personas que comparten territorio. Para que matarse? Para que ir a una guerra? Para que seguir dividiendo? Ellos lucharon porque lo mandaron, algunos podrán haber subrayado el concepto de patria (pero los mandan a cometer asesinatos legales), prefiero que los militares hagan misiones solidarias e integren, antes que destruyan a otros seres humanos en nombre de la patria.
"El decadente": http://percho.blogspot.com

Javecho

Cita de: Opti en 07 de Abril de 2015, 12:39:54 AM
Yo me pregunto cuantos de lo que escriben acá habrán hecho lo COLIMBA, ahora me vengo a enterar que los milicos trataban bien a los conscriptos, un poco de seriedad.

No se trata de hacer planteos absolutos, sino de poner un manto de justicia. Porque si bien hubo durante el conflicto castigos excesivos de los superiores hacia los soldados, tambien hubo superiores que tuvieron un trato bueno hacia sus dirigidos.

Hace unos dias un grupo de ex-combatientes (conscriptos en esos dias) hicieron una presentacion ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por considerar que tiene al menos 120 casos de torturas perpetradas por superiores hacias soldados (estaqueos, golpizas, etc). Aca dejo el link:

http://www.perfil.com/politica/Malvinas-Veteranos-reclamaron-la-verdad-sobre-las-torturas-20150402-0012.html

Pues bien, los numeros duros y puros habla que en las islas hubo durante el conflicto unos 12.400 efectivos de todas las fuerzas armadas, de los cuales unos 8.000 eran soldados conscriptos. Estos 120 casos de tortura hablan por la mayoria de los soldados conscriptos que estuvieron en las islas? nuevamente, los numeros duros y puros dicen que no. Sin dejar de lado que esa cantidad de casos de tortura es alta y muy repudiables quienes las llevaron a cabo, hay que hacer justicia por los oficiales y suboficiales que no tomaron ningun tipo de represalia hacia sus soldados.
Confio que el tiempo va a saber encontrar la verdad, como ahora se esta haciendo con los casos de tortura, y cada aspecto de conflicto se va a conocer en detalle, sin ningun condimento politico.

Opti

La justicia es justicia y esos pibes sufrieron lo impensable para que un borracho se perpetuara en el poder.
El fin de la colimba es crear "carne de cañón" seres dóciles que obedecen cualquier orden, los insurrectos y lo no muy lucidos (SEGÚN LA MENTALIDAD DE LOS MILICOS) la pagaban como en el "CASO CARRASCO". Los que se adaptaban safaban, pero bien en el caso de este tema nadie safo 700 suicidios lo dicen muy claro.
Stalin dijo "una muerte es una tragedia, un millón: un dato estadístico".
Y es lo que pasa con la guerra del 82, "solo" 120 casos de tortura y el resto paso: frío, hambre. Además de equipamiento vergonzoso, incluso para la época, fusiles Garand, bazookas, armas antiguas y los misiles "donados" por Libia no los sabia usar nadie, por que nadie sabia leer los manuales. Enviaban munición vencida, no sabían que hacer con las donaciones por que la fuera aérea no podía hacer un puente efectivo con las islas, los ingleses dominaban el mar y el cielo, además del robo mas que vergonzoso de esas donaciones, chocolate que aprecian en kioscos del país con cartas para los soldados dentro.
La falta de previsión con Chile, los amenazaron un mes antes ¿Y los querían de aliados?
Los únicos que tenían claro que iba a pasar eran los inmigrantes europeos en Argentina, todos decían que los ingleses iban a venir "por orgullo".
Y ahora dicen que fueron héroes, pobres pibes abandonados a su suerte y en manos de criminales.
Gracias a Dios la mayoría esta en cana, como corresponde.
No se, que se yo...

rube

No importa la cantidad de soldados estaqueados ,asi sea uno solo hay que castigar a quien ordeno eso ,las leyes militares asi lo preveen .
La verdadera edad es la del espiritu,el resto son vueltas alrededor del sol.

posei2n

lo que la mayoria hace es un analisis general de la guerra, y de este modo justifica la victimizacion de los soldados. En todo caso son doblememente heroes xq tuvieron que luchar contra un enemigo superior, en algunos casos contra los malos tratos de jefes ineptos....y hoy siguen peleando contra los que los tratan de esta manera, los ningunean, y estoy seguro que muchos suicidios se debieron a la falta de contencion e indiferencia de las fuerzas y la sociedad. xq volvieron con vida del infierno, y en vez de reconocerlos, se los maltrata. yo no justifico a los que torturaron, a los que los mandaron a la guerra. pero si reivindico a los que combatieron en aquellas desoladas latitudes.

Opti

No hay que poner la mugre bajo la alfombra.
Y esto es lo ultimo que escribo sobre el tema.
No se, que se yo...